El sol ha brillado con fuerza en el cielo de la ciudad de Montecarlo en este 17 de abril de 2015. En la capital monegasca se disputa, como cada año, el tercer Masters 1000 de la temporada y el único que no es obligatorio para los tenistas (motivo por el cual Andy Murray y Kei Nishikori no se encuentran en liza). Después de la victoria de Benoît Paire ante el estadounidense Denis Kudla, el resto del montante de tenistas franceses se preparaban para hacer su presentación oficial en el Principado de Mónaco este martes, todos ellos con el objetivo de obtener su billete a la segunda ronda del campeonato.

El primero en hacerlo no fue otro que el carismático Gaël Monfils, un tenista irregular pero, al mismo tiempo, un seguro en lo referido al espectáculo sobre la arcilla. Su rival, el ruso Andrey Kuznetsov, llegaba de la previa. Kuznetsov, de 24 años y compañero de generación de Grigor Dimitrov o Bernard Tomic, constituye una de esas eternas promesas que no acaban de dar con la tecla pero que, sin embargo, no deben ser tomadas a la ligera. El tenis del ruso, pegajoso e incómodo, a buen seguro iba a hacer exprimirse al parisino, quien ha logrado sobreponerse por fin a un cúmulo de lesiones y asentarse en el top 20 con solvencia. 

El partido comenzó con Kuznetsov dominando y rompiendo el saque a su rival, algo que le permitiría a la postre anotarse el primer parcial. Sin embargo, la falta de fortaleza mental del (ya no tan) joven ruso y la mayor experiencia de Monfils provocaron, junto a una clara progresión en la agresividad tenística del francés, que éste lograse dar la vuelta al marcador y agenciarse el partido después de casi dos horas de batalla en la Court Central. El nivel de exigencia sube ahora para un Monfils que deberá enfrentarse en la segunda ronda al ucraniano Alexandr Dolgopolov, un rival extremadamente impredecible que se impuso al prometedor Borna Coric en la jornada de ayer.

Tsonga y Simon se reivindican

Inmediatamente después de Monfils, saltaba a la pista central de Montecarlo otro de esos tenistas que crean afición con su carácter afable y simpático y su estilo de juego basado en las rachas y la explosividad: Jo-Wilfried Tsonga. El potentísimo jugador de Le Mans se enfrentaba al germano Jan-Lennard Struff, un tenista de corte mucho más técnico que Kuznetsov y con más recursos de los que hacer gala, pese a no ser la tierra batida su superficie predilecta. En el único precedente entre ambos, fechado en el torneo de Marsella de 2014, Tsonga había sufrido para vencer al alemán, lográndolo finalmente por un apretado marcador de 7-6 y 7-5.

Pese a todo, la superficie terminó por decantar el encuentro a favor de Tsonga antes de lo previsto. La potencia inconmensurable del francés hendió rápidamente a Struff más allá de la línea de cal que marca el fondo de la pista. Sus derechas planas y su servicio funcionaron a la perfección sin otorgar apenas opciones de inmiscuirse en su saque a su rival (no concedería ninguna rotura en todo el encuentro). Finalmente, las previsiones se cumplieron y Tsonga se impuso por un contundente doble 6-4, adquiriendo así su derecho a participar en la siguiente ronda del torneo. Su rival en ella será otro tenista de centroeuropa, aunque uno de mayor entidad como es el belga David Goffin.

Curiosamente, el último integrante del trío estelar francés, y actualmente el número uno del país, Gilles Simon, fue el último en saltar a la pista este martes, y lo hizo en la apartada Court 2. Un hecho que se vuelve todavía más incomprensible al contemplar que su rival, Benjamin Balleret, era el único representante monegasco en el torneo. El partido, pese a todo, no tuvo mayor historia. El décimo favorito se impuso con contundencia y sin titubeos, sin ceder un ápice y limitando la duración del encuentro a apenas una hora. El próximo rival de Simon será Benoît Paire, en el que constituye el primer enfrentamiento directo entre franceses en esta edición del torneo de Montecarlo.

Además de las victorias de Monfils, Tsonga y Simon, este martes también lograron clasificarse a la segunda ronda de Montecarlo otros dos tenistas galos como Jérémy Chardy y el Wild-Card Lucas Pouille, quienes se impusieron, respectivamente, al argentino Diego Schwartzman y al austríaco Dominic Thiem. Este último firma así una pobre actuación tras alcanzar los cuartos de final en Miami hace apenas dos semanas. El único francés que cayó derrotado en esta primera ronda fue Adrian Mannarino, quien sucumbió de forma aplastante ante el catalán Marcel Granollers.