2015, año de ensueño para Andy Murray. Hace apenas unas semanas, el británico conseguía su primera corona sobre tierra batida en el ATP 250 de Múnich. Sin embargo, su consagración no llegaría hasta unas semanas después, cuando derrocaba a Rafael Nadal en su templo, en la Caja Mágica. El escocés barrió de la pista al balear y reclamó su cetro. Segundo título de su carrera sobre tierra batida consecutivo y un balance de 10-0. 

Murray también sabe ganar sobre arcilla

Bajo las órdenes de Amelie Mauresmo, el británico volvió al circuito de su tortuosa lesión de espalda y en pocos meses, ha vuelto a la élite del tenis mundial, a codearse entre los tres mejores del mundo. Pero la evolución no atiende a casualidades. La francesa, su entrenadora, ha dado una vuelta de tuerca al juego de Andy Murray -ahora más agresivo- que, amén de una mejor preparación física, ha conseguido resultados notables en esta temporada sobre arcilla.

Sin embargo, la aclimitación a la tierra batida no fue coser y cantar. Al comienzo de ésta, el británico decidió ausentarse del Masters 1000 de Mónaco, priorizando su participación en Copa Davis. Andy Murray viajaba a Nápoles para disputar la serie contra los italianos, pero antes de la eliminatoria, se decantaba por el descanso: "No voy a jugar en Montecarlo porque sería demasiado. Necesito descansar y prepararme para la eliminatoria ante Italia. No quiero arriesgarme a jugar cinco o seis semanas seguidas. No quiero llegar cansado a Roland Garros", declaraba el escocés.

Desde que Andy Murray se encuentra bajo las órdenes de Mauresmo, la evolución de su juego ha sido notableDicho y hecho. El pupilo de Mauresmo lideró a los británicos en su asalto a Nápoles para después, poder recuperarse de su lesión en la espalda. Y la decisión no pudo ser más acertada. Después de casarse y seguir con el proceso de rehabilitación, el escocés viajaba a Múnich para disputar el ATP 250 de la ciudad germana.

Con un cartel ausente de grandes figuras, el certamen alemán era la cita perfecta para empezar a cargarse de confianza y horas en la cancha, puesto que unas semanas atrás, ya había empezado a entrenar sobre tierra batida en Barcelona. Y el británico no falló: ni la lluvia ni el local Philipp Kohlschreiber pudieron parar a un pletórico Murray que conseguía su primer título sobre arcilla.

Derrocamiento de Nadal, consagración de Murray

En el ATP 250 de Múnich, Andy Murray alzaba su primer título sobre tierra batida de su carrera profesionalLa gesta del escocés no quedó ahí y llegaba el turno del Mutua Madrid Open. Con la notable ausencia del número 1 del mundo, Novak Djokovic; Rafael Nadal, Roger Federer y el propio Murray ansiaban lograr un título importante esta temporada, con permiso del serbio. 

En Madrid, Murray derrocó a Rafael Nadal y se consagró como un gran jugador de arcillaEl británico, después de imponerse con solvencia al japonés Kei Nishikori en semifinales, llegaba a la final del certamen madrileño para medirse al rey del templo: Rafael Nadal. La ocasión era perfecta para que el balear volviese a ganar títulos y recobrar la confianza. Pero contra todo pronóstico, Murray sacó todo su arsenal para barrer de la pista al manacorí y arrebatarle el cetro del Mutua Madrid Open. Andy Murray se consagraba como un grandísimo jugador de tierra batida. El rey de la tierra, caía en su feudo.

El cielo pasa por París

Andy Murray, agotado por las últimas semanas de competición, se retiró del Masters 1000 de Roma para llegar en forma al ansiado Roland GarrosPero la racha de Andy Murray se vería truncada en el Foro Itálico de Roma. En segunda ronda, el cuerpo del británico decía basta y éste, se retiraba para llegar en forma a Roland Garros, donde se encuentra desde hace ya unos días entrenando y aclimatándose a las nuevas condiciones: partidos a cinco sets, las pelotas, la altura de los botes en la pista central y la altitud de París.

Así llega Andy Murray al segundo Grand Slam del año, donde en la pasada edición caía en semifinales ante la mejor versión del campeón y jugador más laureado en París: Rafael Nadal, IX de Francia. Pero éste británico es otro. Un tenista que ya fue capaz de derrocar al balear en su templo y que se ve con posibilidades de volver a reeditar la gesta. Un mejorado Murray llega a la capital gala con la intención de levantar los pies de la tierra y alzar el vuelo hacia algo grande. El cielo pasa por París.