Rafael Nadal continúa avanzando con paso firme en la presente edición de Roland Garros. Tras imponerse con solvencia al local Quentin Halys en primera ronda, el manacorí afrontaba este jueves su segundo duelo sobre la arcilla parisina, en esta ocasión ante un rival de mucha mayor magnitud y experiencia como el murciano Nicolás Almagro, quien llegaba a la citada fase del torneo tras imponerse al ucraniano Alexandr Dolgopolov en su encuentro previo con mayor facilidad de la prevista. Nadal y Almagro, dos viejos conocidos, se enfrentban en la Philippe Chatrier en un duelo que constituiría el decimocuarto enfrentamiento entre ambos, habiéndose registrado hasta él doce victorias del balear por tan sólo una (el pasado año en el Godó) de Almagro.
El partido comenzó con Nico Almagro volcado sobre la pista de su rival y pegándole con violencia a la pelota. El murciano encaraba las continuas defensas de Nadal sin miedo, empleando a fondo tanto su derecha plana como su bonito revés liftado. Sin embargo, el primero en asestar un golpe significativo al marcador no era otro que el manacorí. Nadal aprovechaba los numerosos errores de Almagro, provocados por su latente agresividad, e irrumpía con solvencia en el servicio de su rival, colocándose con una rotura de ventaja en el segundo turno de saque del murciano.
El primer parcial, a partir de ese momento, fue una batalla extremadamente pareja en la que Nicolás Almagro llevó la batuta en todo momento, dependiendo cada juego de la efectividad de sus golpeos desde el fondo de la pista, mientras Rafael Nadal permanecía estable devolviéndolo todo, como una muralla infranqueable. Pese a sufrir para conseguirlo, finalmente Nadal lograba mantener todos sus servicios hasta el final del set y, de esta forma, llevarse la manga por un ajustado pero solvente 6-4 tras casi una hora de partido.
El segundo set arrancó con la misma tónica que el primero. El manacorí, séptimo favorito para alzarse con el trofeo de campeón, rompía el servicio de Almagro a las primeras de cambio y volvía a colocarse con una ventaja notable ya desde el punto de partida. El murciano volvía a dejarlo todo sobre la pista, encarando con fiereza cada golpeo y cometiendo, desafortunadamente, más errores de los convenientes. Un desacertado Almagro volvía a conceder a un pasivo Rafael Nadal la posibilidad de imponerse en el set, en esta ocasión por un 6-3 que prácticamente sentenciaba el encuentro, teniendo en cuenta la fragilidad moral de un tenista que en 2011 llegó a formar parte del top ten mundial.
En el tercer y a la postre último parcial del partido, Rafael Nadal asumió su rol preponderante y terminó por ahogar el tenis de un Nicolás Almagro que perdió por completo su orientación en el encuentro. El balear, que hasta ese momento había permanecido sumido en su letargo en el fondo de la pista sin necesidad de avistar la luz, emergió en el último set para arrasar a su adversario aprovechando la confusión que los dos sets previos habían generado en él. Con un ineludible 6-1 cerraba Rafael Nadal su encuentro de segunda ronda de Roland Garros, disipando dudas de nuevo y demostrando que su dominio en el terreno mental sigue siendo indiscutible.
El adversario del tenista manacorí en la tercera ronda del torneo será el joven ruso Andrey Kuznetsov, quien logró imponerse en un apretado encuentro generacional al veterano austriaco Jurgen Melzer. De esta forma, Nadal se encontrará con un rival, a priori, más asequible que el propio Almagro. El murciano, por su parte, se despide de Roland Garros tras mejorar su rendimiento parisino de la pasada temporada, cuando la lesión que lo mantendría apartado de las pistas hasta el final de la temporada lo obligó a retirarse en su encuentro de primera ronda ante Jack Sock.