TenisTenis VAVEL

Dime de dónde eres y te diré dónde juegas

Las Wild Cards siempre han sido objeto de polémica. Más cercanas a motivos geográficos que tenísticos, son muchos los que cuestionan el actual sistema de invitaciones, sobre todo en los Grand Slam.

Dime de dónde eres y te diré dónde juegas
Andy Murray en los Juegos de Londres 2012 (Fotografía: Wimbledon)
richiacuna
Por Ricardo Acuña

El tenis es chovinista. En cada torneo, los organizadores buscan favorecer los intereses de los tenistas autóctonos, siempre dentro de los límites que marca el reglamento. Horarios, pistas y un público entregado son herramientas que la organización pone a disposición de los tenistas para que la expresión "jugar en casa" sea lo más cercana posible a la realidad.

Las Wild Cards, tradicionalmente entregadas a jugadores de la casa, son uno de los elementos más usados por los organizadores a la hora de potenciar la presencia local en un torneo. La ecuación es simple: más tenistas locales es igual a más público en las gradas y más audiencia para las televisiones.

Una polémica que viene de largo

Las Wild Cards son un elemento cotizado por los tenistas a todos los niveles, desde los torneos futures hasta los Grand Slam. Una Wild Card es el único acceso a un cuadro final sin necesidad de un determinado o ranking o de pasar unas rondas previas que tienden a ser arduas.

Tradicionalmente las Wild Cards han sido otorgadas a dos tipos de jugadores. Por un lado a "viejas glorias" o jugadores de primer nivel que por diferentes motivos, como puede ser una lesión, no se encuentran entre los puestos del ranking que dan acceso directo al cuadro final.

Por otro lado, también suelen ser invitados jugadores promesa, normalmente locales. De hecho, algunos Grand Slam tienen la costumbre de otorgar una Wild Card al campeón de la última edición junior.

Por lo general, el nivel de los invitados tiende a ser inferior al requerido para jugar en un cuadro final. Por ello, los resultados suelen ser malos, y las Wild Card rara vez superan las primeras rondas.

La estadística da la razón a aquellos que utilizan este argumento para ciriticar el actual sistema de invitaciones. En 2012 de las 62 Wild Cards otorgadas por los diferentes Grand Slam, solo 22 pasaron la primera ronda (35,48%) y solo 6 avanzaron más allá de la segunda ronda.

Pero también encontramos bonitas excepciones. Quizá la más memorable de ellas ocurrió en 2001. El escenario fue Wimbledon y el protagonistas Goran Ivanisevic. El cañonero croata llegaba a aquella edición del major londinense en el puesto 125 del ranking, lo que no le permitía acceder al cuadro final. La organización decidió otorgarle una Wild Card debido a su condición de triple finalista. Quince días más tarde, Goran completaba una de las mayores hazañas de la historia del tenis: era el primer jugador en ganar Wimbledon como Wild Card y el tenista con peor ranking que se coronaba en Londres.

El pacto entre los Grand Slams

La entrega de Wild Cards en los Grand Slams es aún más polémica, en gran medida por las condiciones impuestas por un pacto entre las federaciones australiana, estadounidense y francesa.

Como organizadoras de Grand Slams, estas federaciones son las más potentes del mundo. Este hecho tiene repercusión en el número de Wild Cards que reciben sus jugadores.

No es casualidad que Estados Unidos sea el país que más Wild
6 de los 10 jugadores con más Wild Cards son americanosCards
ha tenido en la historia.
Además, de los diez jugadores que más Wild Cards han recibido en la historia, seis son estadounidenses. Parece algo lógico, tratándose de un país que acoge un Grand Slam, tres Masters 1000, dos ATP 500 y siete ATP 250.

La supremacía de dichas federaciones queda plasmada en un acuerdo entre ellas que obliga reservar a cada federación una Wild Card para un jugador de las otras dos. En otras palabras, Australian Open debe otorgar una Wild Card a un jugador francés y a uno estadounidense; Roland Garros a un australiano y un estadounidense, y US Open a un australiano y un francés.

Wimbledon y la federación inglesa quedan, en principio, fuera de este acuerdo. Sin embargo, la realidad evidencia que esta práctica es también seguida por los británicos. Sin ir más lejos, entre las Wild Card de este año figuran Nicolas Mahut (Francia) y Lleyton Hewitt (Australia). Todavía quedan invitaciones por confirmar, y no sería descabellado pensar que una de ellas será para un jugador norteamericano. 

Acertado o no, lo que es evidente es que este sistema favorece a los tenistas de aquellos países con federaciones de gran influencia a nivel internacional. Un tenista de una isla remota tendrá muchas menos opciones de ir abriéndose camino en el circuito que un jugador "mimado" por la federación francesa, australiana, inglesa o americana.

Paradójicamente, ninguna de estas federaciones pasa por su mejor momento. Los franceses siguen buscando al sustituto de Noah 32 años después, los estadounidenses añoran tiempos pasados, los ingleses parecen contar solo con Murray y los australianos buscan en Kyrgios y Kokkinakis el digno sucesor de Lleyton Hewitt.

El débil estado de estas federaciones es el vivo reflejo de que las Wild Cards no son sinónimo de éxito. Trabajar desde abajo e invertir en las generaciones venideras parece una forma mucho más eficaz de asegurar el futuro, que el simple "trapicheo" de invitaciones.

Jugadores con más Wild Cards en la historia

JUGADOR WILD CARDS (Torneos ATP Singles)
James Blake 49
Tommy Haas 43
Lleyton Hewitt 36
Donald Young 29
Mardy Fish 28
Gael Monfils 25
Sam Querrey 23
Ryan Harrison 23
John Isner 20
Jesse Levine 18

*(Datos de 2014)