Cuando se ve a Roger Federer sobre la pista se disfruta, pero también inunda la nostalgia a todo aficionado al pensar en que el suizo no es para siempre. Llegará un momento en que Federer tendrá que abandonar las pistas, y con él se irá un tenis gourmet, una forma de entender el juego y un talento difícilmente repetibles. Es cierto que su hegemonía parece tocar a su fin, y que lleva casi dos años sin ganar un Grand Slam, pero merece la pena pagar una entrada por ver a Roger.

Exhibición de poderío de Federer

Esto debieron pensar los asistentes a la pista central del torneo de Halle, que asistieron a una de esas exhibiciones que cada cierto tiempo brinda Federer, dejando claro que sigue estando ahí y que es capaz de hacer cosas inigualables. En tan solo 19 minutos de juego, el de Basilea se había hecho con el primer set. Florian Mayer era testigo de excepción de una oda al tenis. Federer flotaba sobre la pista, subía con agilidad a la red, voleaba con una elegancia pasmosa y desarbolaba toda resistencia teutona.

Gran actitud de Florian Mayer todo el encuentro

Consideró Roger que era suficiente; no había por qué cebarse con el rival. Bajó un poco la intensidad de piernas y esto fue aprovechado por un Florian Mayer con una actitud encomiable. No dejó de intentarlo el alemán, cuyo nivel ha subido mucho en los últimos meses, desde que reapareciera de su lesión. Su paso por Roland Garros fue poco halagüeño sobre su estado de forma y futuro en el circuito, pero sobre la hierba ha vuelto a encontrar su lugar. Mayer ha sido, es y será un jugador muy competitivo sobre el pasto, y con un repertorio de golpes espectacular.

De ellos, un gran saque y una actitud positiva, se valió para mantener el servicio y llevar el segundo parcial al tiebreak. Decidió Roger que era hora de finalizar el encuentro; subió la intensidad y sus golpes volvieron a fluir como si de una composición musical mozartiana se tratara. Armonioso y elegante, Federer colocó un 7-1 en el tiebreak y certificó su pase a semifinales. Allí espera Ivo Karlovic; el gigantón croata dio la sorpresa de la jornada al derrotar a Berdych, y si tiene un día inspirado con el servicio puede ser un rival temible. Penúltimo escollo para que el rey recupere su trono en Halle.