María Sharapova ha obtenido el billete para las semifinales de Wimbledon. Será la quinta vez que la siberiana transite esta ronda, que sólo logró superar en 2004 (se alzó con el título) y 2011. Aún desconoce a su rival, que saldrá de un duelo bastante asiduo en las últimas fechas: Victoria Azarenka - Serena Williams.
De momento la rusa continua intratable, pese a las dificultades que se le presentan en cada partido. Hoy, pese al empuje de Coco Vandewegue, Sharapova mantuvo la cabeza fría e hizo gala de ese espíritu competitivo que tanto la caracteriza y que le permitió cerrar en tres mangas (6-3, 6-7 (3/7) y 6-2) su partido de cuartos de final.
Con su derecha aún sin calibrar y con el fuerte arranque de Vandewegue, Sharapova tuvo que emplearse a fondo para solventar cinco bolas de break en el primer juego del partido. El primer golpe, en cambio, iba a asestarlo ella en el cuarto juego (3-1). María entonó el “came on” habitual, ajena a la inmediata reacción que iba a ofrecer la estadounidense. Y es que Coco mantuvo el estilo del partido, aceptando el reto de su rival. Buscando el winner desde el resto y evitando cualquier tipo de intercambio, logró el contrabreak (3-2).
Por desgracia para Vandewegue, la rusa no se hundió y volvió a despuntar (4-2) siguiendo la misma fórmula. La derecha de Sharapova dejó de errar y, además, el servicio la empezó a acompañar (71% de puntos ganados con el primer saque). Por fin la número cuatro (será dos tras Wimbledon) consolidó la rotura hasta terminar adjudicándose la primera manga (6-3) en 43 minutos.
El segundo acto siguió sin una dominadora clara. Sharapova aprovechó el bajón anímico de la americana para romper su servicio en el tercer juego y abrir brecha en el cuarto (3-1), pero Vandewegue no le perdió la cara al partido. La batalla se hizo más tensa, los intercambios más largos y el cansancio afloró. El desenlace se presentó cuando mejores sensaciones tenía la estadounidense, y así lo refrendó en la pista, deshaciendo la desventaja (5-5) e imponiéndose en el desempate (3-7).
Sin embargo a Vandewegue se le agotaron las fuerzas. Tras un mal comienzo en el definitivo parcial (3-0), ofreció la última reacción (3-2) antes de que Sharapova se apuntara otros tres juegos consecutivos para ahora sí cerrar un encuentro que rozó las tres horas de partido. Entre sufrimiento, la rusa avanza a semifinales, donde espera a Azarenka o Serena.