Saltó la sorpresa. Richard Gasquet evitó lo que habría supuesto un hecho histórico, como es que los cuatro primeros cabezas de serie hubieran llegado a semifinales. En tenis no hay nada escrito, y el experimentado jugador francés hizo gala de un gran tenis para derrotar a Wawrinka, y erigirse en la revelación del torneo.

Elegancia y distinción se unen en un pulcro jugador, con un talento rebosante pero carente de la garra de campeón requerida para dar un paso al frente en el circuito. Gasquet está ante la oportunidad de dar un puñetazo sobre la mesa, aunque enfrente tendrá al inconmensurable Novak Djokovic. Se avecina una gran batalla.

Djokovic quiere cicatrizar su herida de París

Sólo el serbio puede saber hasta qué punto le dolió perder la final de Roland Garros. Siendo el torneo parisino la gran meta en su temporada y el evento que le permitiría entrar en el olimpo de los dioses del tenis mundial, el hecho de caer en la final tras ganar a Nadal supone un duro golpe para la moral del serbio.

Djokovic es un ganador nato, y busca en la hierba el consuelo a tan duro revés. Sin disputar ningún torneo previo de la gira sobre hierba, Nole se ha entrenado con fruición para llegar al mejor nivel, pero ha dado algunas muestras de debilidad en su tenis, sobre todo a nivel mental.

Anderson deja ciertas dudas sobre la mentalidad del serbio

La primera semana fue muy cómoda para él, a pesar del duro cuadro que tenía por delante. Kohlschreiber dio menos guerra de la esperada, Nieminen fue un convidado de piedra, y Tomic no fue ese jugador que hace vibrar a la grada con sus estrambóticos golpes. El serbio supo manejar a la perfección a sus rivales, apretando la máquina cuando era necesario y obteniendo los réditos que le permitieron no dejar escapar ni un solo set.

Pero todo cambió ante Kevin Anderson. Aparecieron los fantasmas para el serbio, que vio cómo el sudafricano le ganaba los dos primeros sets del encuentro, en un duelo de tú a tú. Se vio al Djokovic de años atrás, desesperado, arisco, acusando de tener fortuna a su rival cuando éste conectaba buenos golpes, y perdiendo los nervios con algún recogepelotas, en una imagen que no es la primera vez que se produce.

Novak Djokovic en Wimbledon 2015. Foto: Wimbledon

Anderson estaba jugando por encima de su nivel y acabó desinflándose; la suspensión del encuentro por falta de luz dio cierta incertidumbre al encuentro, que se resolvió al día siguiente con un Djokovic aún más frustrado, y que se impuso aprovechando el nerviosismo y los errores infantiles de su rival, que entregó su saque cometiendo dos dobles faltas.

Afirmó el de Belgrado que "fue uno de los partidos más duro de mi carrera", mostrando un juego demasiado conservador y a merced del rival. Reaccionó el serbio ante Cilic en cuartos de final, aunque no fue ese jugador apabullante que se vio durante todo el año hasta Roland Garros. El serbio parece más inseguro y ha dado un paso atrás en la pista. Le basta para ganar a la mayoría de sus rivales, pero en un día inspirado de su contrincante, podría sufrir mucho.

Novak busca su noveno Grand Slam, y tercer título en Wimbledon, lo que seguiría aumentando su leyenda. A priori lo tiene bien para meterse en la final, habiendo superado un mal día como el que tuvo ante Anderson, y evitando enfrentarse a los dos cocos del cuadro, como son Federer y Murray, que batallarán entre sí en la otra semifinal.

Gasquet ante una oportunidad única

El francés ha dado un salto en su carrera; siempre talentoso y con gran habilidad sobre hierba, Gasquet abandonó hace años su fama de jugador irregular, y dejó atrás viejos fantasmas y episodios oscuros de su carrera como un positivo por cocaína en 2009.

Con un revés a una mano deslumbrante y una buena mentalidad, el de Beziérs está consolidado entre los 30 mejores, y son recurrentes sus apariciones en tercera ronda y octavos de final de Grand Slam. Pero auspiciado por su gran nivel sobre el césped londinense, Gasquet ha dado una vuelta de tuerca a su carrera.

Dimitrov, Kyrgios y Wawrinka víctimas del francés en Wimbledon

Saville y De Scheeper no fueron rivales para el galo, que dio la sorpresa en tercera ronda al imponerse a un Dimitrov venido a menos. Con un gran nivel de tenis, Gasquet acabó con el búlgaro con un marcador de 6-3 6-4 6-4, poniendo de manifiesto su buen momento de forma.

Richard Gasquet en Wimbledon 2015. Foto: Wimbledon

En octavos, el francés dio continuidad a su gran tenis imponiéndose a la revelación del torneo, como fue el australiano Nick Kyrgios. Haciendo gala de una gran solvencia mental, Richard ganó en cuatro sets y se presentó en unos cuartos de final de Grand Slam por segunda vez en su carrera. La anterior se produjo en 2007, precisamente también en Wimbledon, y logró vencer al estadounidense Andy Roddick en un sublime partido. Tan sublime como el que le permitió derrotar a Stan Wawrinka en cinco sets hace apenas 48 horas, y que le sitúa de nuevo en semifinales del torneo londindense.

Nunca se han enfrentado sobre hierba

Se han visto las caras en trece ocasiones, pero nunca sobre pasto. La superioridad del serbio es manifiesta, con doce victorias por tan solo una de Gasquet. Ésta se produjo en la Masters Cup de 2007, año prolífico para el galo. Se impuso por 6-4 6-2, pero no parece que sea un partido que pueda tomarse como referencia.

El último duelo entre ambos se produjo hace tan solo un mes, en octavos de final de Roland Garros, y Djokovic pasó por encima del galo, castigándole con un contundente marcador de 6-1 6-2 6-3.

Djokovic y Gasquet en Roland Garros 2015. Foto: RolandGarros

La confianza con la que llega Gasquet al encuentro pueden otorgarle opciones de victoria; para ello habrá de hacer un partido perfecto, dominando con su revés y buscando ángulos que saquen de su zona de confort a Djokovic. Se antoja una tarea muy complicada para el galo, pero el hecho de jugar sin ningún tipo de presión le puede convertir en un rival peligroso para el serbio.