El deporte es capaz de lograr movilizaciones sociales sin precedentes. El interés y admiración que suscitan deportistas victoriosos alcanza límites insospechados, erigiéndose en una referencia para la sociedad. España ama el tenis, y es éste un deporte que ha vivido décadas de gloria. Cuando parece que la mejor hornada de tenistas españoles toca a su fin, emerge como si de la lava de un volcán en erupción se tratara, una joven de padre vasco y madre venezolana, que no sólo gana, sino que además divierte, transmite e ilusiona.

El nombre de Garbiñe Muguruza saltó a la palestra en enero de 2014, cuando llegó a octavos de final del Abierto de Australia. Su victoria ante Serena Williams en Roland Garros de ese mismo año, la catapultó a focos mediáticos, pero no tuvo una continuidad inmediata. Más de un año después, pocas personas hay que no sepan quién es Garbiñe Muguruza, y el mérito que tiene la hazaña que está realizando en el All England Tennis Lawn Club.

Este torneo puede ser el inicio de una larga y prolífica carrera. Garbiñe tiene condiciones para ello, y ha demostrado no dejarse intimidar por nada ni nadie. En la gran final del torneo londinense tendrá ante sí el mayor reto que puede afrontar una tenista profesional, como es el de vencer a Serena Williams. Ya lo hizo en Roland Garros, pero ahora le tocará repetir en una final de un major, cuando el espíritu competitivo de la estadounidense crece y la convierte en una rival casi inexpugnable.

Serena busca su título de Grand Slam número 21

Una luchará por su título de Grand Slam número 21, mientras que la otra quiere romper el hielo y lograr su primer grande. Ambición, hambre de gloria, golpes potentes y una meta común, como es la de levantar el trofeo de Wimbledon 2015, unen a estas dos jugadoras. Les separará una red, que será testigo de un partido que pase lo que pase, marcará la historia del tenis mundial.

Serena mejora su nivel en las finales

Ha perdido cuatro finales y ha ganado 20 la de Florida

Ha disputado 24 finales de Grand Slam y se ha proclamado campeona en 20 de ellas. Este "frío dato" da una idea del nivel competitivo que ostenta la de Florida en las grandes citas. La superioridad física de Serena Williams en el circuito resulta palpable, y la mayoría de sus derrotas se producen por relajación en primeras rondas, falta de motivación o molestias físicas.

Cuando la estadounidense se planta en semifinales ya es muy difícil pararla; su adrenalina se dispara al percibir la posibilidad de ganar otro gran título, y su tenis fluye libre y sin ataduras. Lejos quedan las derrotas de Serena en finales; la primera de ellas fue en el Us Open 2001, ante su hermana Venus, y posteriormente aquel famoso partido ante una adolescente llamada María Sharapova, en Wimbledon 2004. Cuatro años después, cayó de nuevo en Londres ante su hermanísima, produciéndose en 2011 su derrota en una final más inesperada y dolorosa. Fue ante Samantha Stosur, cayendo por 6-2 6-3 en un encuentro en el que la australiana fue muy superior.

La capacidad de sufrimiento de Serena en este Wimbledon 2015, se puso a prueba en la tercera ronda, ante Heather Watson, transitando 3-0 abajo en el marcador en el tercer y definitivo set. Ahí Serena sacó fuerzas de flaqueza, se agarró a la pista y logró superar ese día malo que todo tenista grande tiene en un Grand Slam.

Azarenka obligó a Serena a sacar lo mejor de sí misma

En cuartos de final, Azarenka la llevó al límite, y obligó a la menor de las Williams a sacar a relucir su mejor tenis, dando un espectáculo muy notable, y erigiéndose este encuentro en uno de los mejores del torneo.

El recital que dio Serena frente a Sharapova, da una idea de lo concentrada que está la de Florida en las últimas rondas, y la determinación con que afronta este Wimbledon 2015, que supone la llave para seguir optando a retos tan mayúsculos como son el hacer el Grand Slam en el mismo año, y el poder acabar 2015 empatada a Steffi Graff en majors ganados.

Muguruza quiere comenzar a escribir su leyenda

Pocos deportistas pueden aseverar sin miedo a equivocarse, que con tan solo 21 años ya han hecho historia para el deporte de su país. Garbiñe Muguruza es una de esas elegidas. Se la llevaba esperando hace tiempo; no se puede obviar el ingente talento que ostenta y un potencial de jugadora top que se venía trasluciendo desde inicios de 2014. Y por fín, la estrella ha eclosionado.

Muguruza ha roto el cascarón donde menos se pensaba que podía hacerlo. Sobre el pasto de Wimbledon, superficie que la obliga a flexionar mucho, jugar liftado en ocasiones y subir a la red, aunque no sea éste su hábitat natural. Pero Garbiñe ha estado iluminada toda la semana. Con una movilidad mucho mejor de lo habitual, la española ha golpeado a la pelota de manera inmisericorde durante toda la semana, y ha sabido sufrir.

El partido ante Kerber ha marcado el devenir del torneo

El punto de inflexión fue su victoria frente a Angelique Kerber en la tercera ronda; la alemana es una jugadora correosa donde las haya, y mantuvieron uno de los mejores duelos del torneo, con un primer set que fue una oda al tenis. Garbiñe salvó nueve bolas de set, y se alzó victoriosa mostrando un gran carácter.

Dio continuidad a este triunfo ante Wozniacki, Bacsinsky y Radwanska, tres jugadoras que se erigen en frontones al otro lado de la pista, y que obligaron a Muguruza a estar muy sólida mentalmente y escogiendo bien sus golpes. La española ha tenido la capacidad para salir de espirales negativas, como la que hizo que en semifinales encadenara seis juegos consecutivos perdidos ante Radwanska. Esto da una idea del nivel de madurez que, con tan solo 21 años, esta jugadora está alcanzando.

Garbiñe Muguruza en Wimbledon 2015. Foto: Wimbledon

Y es que el talento todo lo puede. Garbiñe tiene condiciones para hacer historia, y en ello está. Después de muchos años de ostracismo para el tenis español, la nacida en Caracas vuelve a situar el pabellón nacional en primera plana. Pasaron 19 años desde que Arantxa Sánchez Vicario perdiera la final de Wimbledon ante Steffi Graff, la segunda consecutiva, y ahora es una espigada y potente jugadora la que intentará hacerse con el título.

Era su tercera aparición en el All England Tennis Club, y venía con dudas Garbiñe tras la decepción que supuso perder el año pasado en primera ronda ante Vandeweghe. Pero ya está entre las más grandes. Jugará sin presión, con la confianza del deber bien hecho y la ilusión de que, si gana a Serena Williams en una final, habrá conseguido uno de los retos más difíciles en el tenis actual. Muguruza tiene tenis y carácter para ello, y además, ya sabe lo que es ganar a Serena.

Enfrentamientos vibrantes entre ambas

Se han visto las caras en tres ocasiones, aunque son dos las más significativas. Y es que el primer enfrentamiento data de 2013, cuando Garbiñe aún no era habitual en torneos WTA y no estaba suficientemente desarrollada. Ahí, en segunda ronda del Abierto de Australia, Serena abusó de la hispanovenezolana y la derrotó 6-2 6-0.

Pero 15 meses después, Muguruza mostró la metamorfosis que había experimentado. Se presentó en la Suzanne Lenglen de Roland Garros, para jugar la segunda ronda frente a Serena, y se desató la locura. En una de las mayores exhibiciones jamás vistas a una jugadora española tan joven, Muguruza fue un rodillo ante la estadounidense, que sucumbió por 6-2 6-2. Fue un partido que marcó mucho a Serena, que llegó a declarar lo siguiente hace tan solo unas horas:

"Algunas derrotas te hacen enfadar, pero de otras aprendes mucho. De ese partido que perdí ha sido del que más he aprendido en mucho tiempo. Perder ese encuentro me abrió los ojos". Me dije: 'Serena, si quieres ser la mejor tienes cambiar algunas cosas y hacer otras'. Esa derrota me hizo cambiar. No vi los resultados inmediatamente, pero meses después lo noté."

Serena Williams se tomaría la revancha en el Abierto de Australia de este año, derrotando a la española en octavos de final por 2-6 6-3 6-2, en un encuentro en el que la española se diluyó a pesar del gran inicio que tuvo. Esto no hace más que demostrar la capacidad de Garbiñe por inquietar el juego de la estadounidense.

Si la española logra controlar sus emociones y no se deja intimidar por el escenario, tendrá sus opciones. Habrá de jugar a gran nivel durante mucho tiempo, y no podrá permitirse altibajos como los vividos ante Radwanska en semifinales. Todo un país estará pendiente de ella, con la esperanza de que ponga la guinda a un exquisito pastel. Garbiñe Muguruza quiere derrocar a la reina del tenis mundial...y tiene armas para ello. ¡Qué comience el espectáculo!