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Hewitt se queda a las puertas de la hazaña

Morir matando. Esa es la máxima de este guerrero de las pistas que en su última comparecencia en el US Open, a punto estuvo de remontar una desventaja de dos sets y break abajo en el tercero ante Bernard Tomic. Llegó a tener dos bolas de partido y a sacar para ganar, pero el joven australiano pudo con la leyenda de su país y dejó muda a la Grandstand. 6-3 6-2 3-6 5-7 7-5 fue el resultado final.

Hewitt se queda a las puertas de la hazaña
Lleyton Hewitt en US Open 2015. Foto: usopen
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Por Diego Jiménez Rubio

Lo volvió a hacer, y volvió a quedarse con la miel en los labios. El rey de los quintos sets, del drama, de las remontadas imposibles, de aguantar el tipo cuando parece que no se puede ni desplazar por la pista...pero también de perder estas grandes batallas. Lleyton Hewitt ya no desprende el aura de campeón que le ha acompañado toda su carrera deportiva, y es eso precisamente lo que le incita a retirarse.

Sigue siendo competitivo el de Adelaida, cuyo coraje le hacen poner en aprietos a casi cualquier jugador, pero no logra materializar su tenis en victorias. Lo que acaeció en la sesión nocturna de la pista Grandstand fue una tragicomedia de lo más completa. Para desgracia de casi todo, la vida no siempre es un sueño, y la victoria acabó cayendo del lado del villano de turno: Bernard Tomic.

Inicio devastador y reacción inaudita

Eran muchas las expectativas puestas en este partido. Un duelo generacional que podía poner fin a la carrera del otrora número 1 del mundo, en el US Open. Hewitt se proclamó campeón en 2001, y muy posiblemente, ese partido lo viera por televisión un niño de 9 años llamado Bernard Tomic. Ese niño era el que se disponía a poner punto y final a sus pasos por Nueva York catorce años después. Y todo indicaba que lo haría rápidamente.

Hewitt, muy errático con su derecha en los primeros sets

A Lleyton le costó mucho entrar en calor. Enviaba bolas a la red con su derecha de manera recurrente, y no hacían sus golpes especial daño a un bien plantado sobre la pista Bernard Tomic. El joven rompió pronto el servicio de su compatriota, con el que mantuviera algunas tiranteces hace años pero ahora parece que su relación es fluida.

Hewitt se las veía y deseaba para aguantar su servicio, y lo consiguió con buenos saques y una actitud displicente de Tomic. El tenis australiano estaba representado en la grada por Kyrgios, Kokkinakis y diversas personalidades que no se querían perder el duelo. Uno de los hijos de Hewitt lucía entrañable con su indumentaria, y no dudaba en animar a su padre bien secundado por miembros del equipo técnico.

Cuando parecía muerto, Hewitt resucitó de sus cenizas

El segundo parcial fue un calco del primero, y las alarmas saltaban cuando Lleyton se dolía de la pierna izquierda y pedía asistencia médica. De nuevo break de salida en el tercer set, y con 6-3 6-2 2-0, muchos perdieron el interés. La Grandstand lucía desolada, las televisiones decidieron no dar prioridad al partido, y Tomic ya se relamía con la victoria. Pero Hewitt no se podía ir del US Open sin dar guerra.

Hubo reacción. Contra todo pronóstico, Lleyton se activó, comenzó a jugar más largo, su drive cogió velocidad y varió muy bien con golpes cortados de revés. Tomic no supo asumir el cambio de tendencia en el partido, y encajó un parcial de seis juegos a uno, para entregar el tercer set por 3-6. La pista estaba ya metida en el encuentro, y la algarabía era descomunal, pero mucho lo sería tras el break de salida de Hewitt en el cuarto set.

Sin embargo, volvieron los vaivenes. Tomic reaccionó y llegó a tener una ventaja de 5-3 y servicio. De nuevo surgió el Hewitt milagroso, incapaz de tirar la toalla, y que se erigió en un muro infranqueable. Los aficionados neoyorquinos estaban entregados a un Lleyton que encadenó cuatro juegos consecutivos y llevó el partido al quinto set.

El de Adelaida llegó a gozar de dos bolas de partido en el quinto set

Hewitt llegó a disfrutar de hasta diez bolas de break, y acabó aprovechando una. La grada estaba de pie, aplaudiendo emocionada el esfuerzo de un hombre que restaría con 5-3 para eliminar a su heredero en el tenis aussie. Errores de Tomic por precipitación dejaron el marcador en 15-40 y ahí, la comedio se convirtió en tragedia.

Tomic y Hewitt al final del partido. Foto: eurosport

Final muy cruel para la leyenda

Revés ganador de Tomic, y en el siguiente punto, un peloteo intenso, de lado a lado, que acabó decantándose del lado de Bernard. Sacaría luego Hewitt para ganar y ahí se le vieron las costuras al de Adelaida, que increiblemente, se puso muy nervioso. Cometió dos errores infantiles de fondo de pista y una doble falta, que le condenaron al ostracismo.

Tomic cerró el partido a pesar de tener calambres, y rindió homenaje a uno de los mejores competidores que ha dado este deporte en toda su historia. No será la última batalla de Lleyton, que se despedirá en el Abierto de Australia de 2016, pero Nueva York no podrá volver a vibrar con su variado, polivalente y encorajinado tenis. Hasta siempre Lleyton

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.