No hay mejor manera para coger confianza y desterrar fantasmas de la cabeza, que ganando. Y eso es lo que está haciendo la donostiarra Lara Arruabarrena en la modalidad de dobles durante este 2015. No está pudiendo responder a las expectativas puestas en ella a nivel individual, pero Arruabarrena sigue intentándolo y jugando con gran intensidad. Mientras, no hace más que crecer como jugadora de la mano de Andreja Klepac, veterana eslovena especialista en dobles, que puede convertirse en su pareja ideal.
Tras jugar con María Teresa Torró-Flor e Irina-Camelia Begu con cierta regularidad, la donostiarra decidió dar un vuelco a su carrera, otorgando una preponderancia notable al dobles, y aliándose para ello con toda una experta en estas lides, como es Andreja Klepac. Con casi 30 años y tres títulos WTA, Klepac se entiende a la perfección con Lara.
Recogiendo los frutos cosechados
El éxito no es inmediato. Su alianza generó expectación ya que en su primer torneo juntos hicieron final en Washington. Sin embargo, una relación a largo plazo requiere de un período de aprendizaje mutuo y afianzamiento. Éste se produjo durante casi un mes, en que perdieron tres partidos consecutivos, pero en el US Open dieron la talla.
Tan solo pudieron ser frenadas en cuartos de final por Pennetta y Errani, y dejaron buenas sensaciones. Encarando con tremendo optimismo la parte final de la temporada, Arruabarrena y Klepac se desplazaron a Seúl con un único objetivo: el título. Y lo han conseguido.
Bertens estuvo inconmensurable al saque en el primer set
No ha sido nada sencillo, y en la final han tenido que sufrir mucho. Comenzaron algo despistadas el encuentro, sin poder restar los saques maquiavélicos de Kiki Bertens. Larsson cerraba en la red con solvencia, y la española y eslovena no veían huecos. Sin embargo, todo cambió en el segundo parcial, donde un ligero descenso del porcentaje de primeros saques de Bertens, permitió meterse en pista a Lara y Andreja, y comenzar a imponer su tenis.
Polivalencia, variedad, juego sólido de fondo y mucho aplomo. Así se desarrolló una segunda manga en la que rompieron en tres ocasiones el saque a la holandesa y a la sueca, situando el definitivo 6-3. El partido se resolvería en un supertiebreak con tintes dramáticos. Allí fueron mejores Arruabarrena y Klepac, que mostraron un espíritu combativo y ganador sin precedentes, comiéndose a Bertens y Larsson, que dudaron en momentos cumbre.
Brazos en alto de la española y la eslovena, y sonrisa de oreja a oreja en sus rostros. Un premio a la constancia y la valentía, y la materialización de una pareja que se antoja muy fructífera a medio y largo plazo. Jugarán sin presión estos últimos meses, poniendo las bases para un año 2016 que, si no hay contratiempos, podría ser muy beneficioso para ambas.