Con el saque como leitmotiv, Milos Raonic ha conseguido lo que llevaba buscando con ansiedad durante meses. Un jugador de su categoría necesita títulos, y el canadiense no había obtenido ninguno en este 2015. Tras las malas sensaciones que dejó en Nueva York, la pista indoor ha acudido al rescate del discípulo de Ivan Ljubicic, que ha cuajado un torneo perfecto, siendo la final el encuentro más sufrido.

Sousa, digno rival

El portugués ha cuajado una semana espléndida, derrotando a jugadores del nivel de Thiem, Bolelli o Granollers. Sin ser el rebound ace y las pistas indoor las mejores condiciones para el juego del luso, tiene enorme mérito el nivel de juego mostrado por Sousa. Y en la final no ha sido menos.

Supo restar a la perfección los cañonazos de Raonic, que se había mostrado absolutamente inexpugnable durante todo el torneo. Creó dos bolas de break, pero el canadiense respondió con entereza. Raonic estaba haciendo un gran tenis, sin importarle no dominar tanto con el saque. Así, llegó el break mediado el primer parcial, y Raonic se lo adjudicó por un marcador de 6-3.

No cambiaron las tornas en el segundo set, aunque sí el resultado. En los primeros compases del parcial, se vio un Raonic algo más relajado al servicio, lo que aprovechó Sousa para apretar con su derecha y lograr el milagro: el portugués rompió el saque en el tercer juego. Le costó sangre, sudor y lágrimas mantenerlo, teniendo que sortear hasta siete bolas de break en favor del canadiense, pero acabó consiguiéndolo.

Sousa desperdició seis bolas de rotura en el set definitivo

La tercera manga se presentaba incierta. Sousa estaba jugando a las mil maravillas y encontraba la manera de neutralizar los servicios del canadiense. Raonic se agarró a la pista, tiró de galones y salvó la friolera de seis bolas de break, aprovechando una de las dos que tuvo. Sousa había tenido claras opciones, pero el tenis es cruel con los jugadores que pierden oportunidades, y más cuando se juega contra un jugador del nivel de Milos.

Cierra así una excelsa semana Raonic, que coge puntos muy valiosos de cara a la lucha por meterse entre los ocho mejores a final de año, y lo que es más importante, confianza. Una confianza que no tenía, y que requerirá para afrontar los retos que se avecinan durante los próximos meses.