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ATP Finals 2015. Andy Murray: prueba de madurez

En la víspera de la ansiada final de Copa Davis, Andy Murray vuelve a casa para disputar uno de los torneos que aún se le resisten. Con el compromiso nacional en la mente, Andy tratará de demostrar que hay vida más allá de Djokovic.

ATP Finals 2015. Andy Murray: prueba de madurez
ATP Finals 2015: Andy Murray, prueba de madurez
richiacuna
Por Ricardo Acuña

8 de julio de 2012. A pesar de lo estival de la fecha, el frío acaba de apoderarse de Londres. Andy Murray acaba de perder la final de Wimbledon. Otro año más, las esperanzas de acabar con una de las maldiciones más oscuras de la historia del tenis se han esfumado. El nombre de Fred Perry sigue siendo el último en el palmarés británico 76 años después.

El protagonista de esta historia llora desconsolado. A pesar de que lo ha dado todo, siente que ha decepcionados a su país, a su gente y, sobre todo, a sí mismo. Pero en tan solo unos instantes, la melancolía se torna en coraje. Una bravura que arranca de su corazón unas palabras con tintes de promesa, que conmueven hasta al más frio de los británicos. "Es muy difícil pero no voy a parar de intentarlo. Todo el mundo habla de la presión que supone jugar Wimbledon, lo difícil que es. No es así, toda esa gente que me ve, me apoya, hace que jugar sea mucho más fácil. De verdad, gracias".

Un año después de aquel juramento, Andy vuelve a la final. Allí le espera Novak Djokovic, el número uno del mundo. No es problema. Hace ya unos días que Andy sabe que este año no se le escapa. Ni tres Djokovic juntos pueden pararle.

Después de tres set para el recuerd, el revés de Djokovic contra la red espanta de un plumazo todos los fantasmas que atormentaban a Murray desde hace ya un tiempo. El tímido chico de Dunblane es ya leyenda. Esta historia digna de la pluma de Shakespeare le encumbraba a la categoría de héroe nacional.

Murray
(Fotografía: zimbio.com)

A la hazaña londinense, le siguión un 2014 llenó de dudas y sombras. Una vez conseguido su sueño, el escocés parecía conformarse y el pasotismo en la pista se convirtió en el "pan nuestro de cada día".

Sin embargo, a mediados de ese año, un ángel llegó a la vida de Andy. Hablamos de Amelie Mauresmo, su entrenadora. La ex campeona francesa supo devolver a la tierra a un vanagloriado Murray, haciéndole entender que aquel Wimbledon 2013 solo debía ser el punto de partida de la que podía ser una de las más brillantes trayectorias del deporte de la raqueta.

Año nuevo, vida nueva

Después de un final de año algo más lúcido, el 2015 se presentaba para Murray como un año lleno de retos y ambiciones. Su don para este deporte, unido a la magistral dirección de Mauresmo eran motivos más que suficientes para prever una temporada repleta de éxitos. Fuera de lo tenístico, su matrimonio con Kim Sears le aportaba la estabilidad y madurez necesarias para la forja de un gran campeón.

Las primeras alegrías llegaron sobre la tierra batida, hasta el momento una superficie alergénica para él. En Munich conseguía su primer torneo sobre polvo de ladrillo y en Madrid derrotaba en la final al mejor de todos los tiempos sobre dicho piso. Su inconmensurable avance sobre la arcilla solo pudo ser parado por Djokovic en el quinto set de las semifinales de Roland Garros.

Murray campeón en Madrid
(Fotografía: Mutua Madrid Open)

La temporada de hierba empezaba con una victoria incuestionable en Queen's. En Wimbledon, uno de los mejores partidos que se recuerdan de Federer, le impidió luchar por su segundo entorchado en la capital del tenis mundial.

Su privielgiado nivel se mantuvo en la gira americana, donde llegó a Murray ha ganado dos Masters 1000 este años (Madrid y Montreal)derrotar a Djokovic en la final de Montreal. Sin embargo, la derrota más amarga de la temporada llegaría en Flushing Meadows, donde contra todo pronóstico era apeado en octavos de final por Kevin Anderson.

La fatiga acumulada obligaba a rebajar la carga de partidos, y tras Shanghai -donde volvió a caer ante el todopoderoso Djokovic- Murray, en un gesto de evidente madurez, decidió parar. La buena gestión le permitió llegar a París en un momento de forma pletórica, ahogando a sus rivales y solo viéndose superado por Novak en la gran final.

Un torneo gafado

El apoyo del público local y una superficie que le viene como anillo al dedo, deberían ser los ingredientes perfectos que hicieran de las ATP Finals de Londres un torneo talismán para el de Dunblane.

Pero los números no engañan, y nos dicen que en sus seis Murray nunca ha pasado de semifinales en las ATP Finalsapariciones, jamás alcanzó la ronda final. Tres semifinales son el mejor resultado de Murray en un torneo en el que solo ha ganado un partido más de los que ha perdido (8-7).

El descanso en sus piernas, su madurez y su gran momento de forma, plantean esta Copa de Maestros como una gran opción de engrosar su brillante palmarés. Además, el hecho de aparecer en el segundo puesto del ranking mundial, le permite evitar a Novak Djokovic en la Round Robin, lo que aumenta exponencialmente sus opciones de alcanzar las semifinales.

La químera de la Davis

Todo este repaso que hemos hecho del año de Murray, transcurre en paralelo al desarrollo de su mayor objetivo esta temporada: conquistar la Copa Davis para Gran Bretaña 79 años después.

La disputa de este evento, cinco días después de la final de Londres, así como la superficie sobre la que se juega, tierra batida, son los mayores quebraderos de cabeza del escocés de cara a estas ATP Finals. La falta de tiempo para adaptarse a la arcilla de Gante llevarón a Andy a incluso poner en duda su participación en la cita del 02 Arena.

Murray junto al equipo de Copa Davis
(Fotografía: zimbio.com)

Por tanto, las ATP Finals de Londres son la prueba de madurez definitiva de aquel niño que en 2013 cumplió su sueño para convertirse en hombre.