Inseparables. Así son estos dos especialistas en dobles, que experimentaron un amor a primera vista cuando probaron a jugar juntos a inicios de 2014. Se complementan a la perfección, basan su vida profesional en la modalidad por parejas y ostentan una tremenda ambición de victorias. Los premios han llegado en este 2015, y en Londres intentarán acabar por la puerta grande.
Regularidad por bandera
Han disputado la friolera de 25 torneos a lo largo del año, manteniendo un tono general realmente bueno y sumando victorias muy valiosas en pistas de los cuatro continentes. No experimentaron ninguna mala racha que les hiciera dudar, y su capacidad para rendir a buen nivel en toda superficie les ha permitido clasificarse para el torneo de los mejores del año con mucho margen.
Tras la derrota ante Murray y Peers en el primer torneo del año, alcanzaron la final en Sidney y cogieron carrerilla de cara a un Abierto de Australia en el que firmaron unas meritorias semifinales. Fueron eliminados por los que a la postre serían campeones (Bolelli y Fognini). Se resarcirían en Rotterdam, donde al amparo del techo desplegaron un excelso tenis, haciéndose con el primer título de la temporada.
Rotterdam les vio ganar y calentaron motores de cara a Wimbledon
Bajaron un poco el nivel en los meses posteriores, con derrotas inesperadas en Indian Wells, Montecarlo y Madrid, pero en Roland Garros recuperarían su tenis polivalente y talentoso que les llevó a las semifinales de la Copa de los Mosqueteros, sin olvidar su puesto de finalistas en Niza.
Pero sería en la hierba donde desplegarían todo su potencial. Una rigurosa preparación en los torneos de Hertogenbosch y Halle, les hizo acudir a Wimbledon con muchas esperanzas en sí mismos. Rebosaron confianza desde el primer partido, lo que les valió para ganar dos partidos históricos que se fueron al quinto set, destacando el de semifinales ante Bopanna y Mergea. Levantaron el título que les acreditaba como campeones, dando un golpe sobre la mesa.
Ya sin excesiva presión afrontaron el resto de la temporada, firmando unos más que aceptables cuartos de final en US Open y afanándose por no perder el ritmo de cara a las ATP World Tour Finals.
Segunda comparecencia en este torneo
En 2014 llegaron sin excesiva presión, siendo su bautismo de fuego en un torneo como éste, al llevar menos de un año compitiendo juntos. Pero ahora las exigencias son mucho mayores. La vitola de ganadores de Grand Slam les exige rendir a un nivel mucho más alto que el pasado año.
Jugaron tres partidos y perdieron los tres, quedándose muy cerca de la victoria en todos ellos. Es por ello por lo que el hecho de partir con ese bagaje, hace que sus expectativas en el torneo londinense sean muchas. Habrá que ver si la reducción en su intensidad competitiva en los últimos meses no supone un factor en su contra.