Ajenos a la hegemonía del dictadur del tenis mundial, y concentrándose en una cita que puede marcar sus carreras deportivas. Así han de afrontar estos dos contendientes la semifinal que les enfrenta. Opuestos en juego, en actitud sobre la pista e incluso en la importancia que le dan a este duelo.
Mientras el canadiense se encuentra ante la gran oportunidad de su aún corta carrera, de entrar en una final de Grand Slam, el británico ha llegado a afirmar categórico que si nace su hijo se va escopetado del torneo, dándole igual que el partido vaya a comenzar en unos minutos. Estas declaraciones ya dan una idea de quién sentirá más la presión, quién sentirá ese hormigueo que inunda a todo jugador cuando está a punto de dar un paso importante en vida profesional, y quién se dejará todo en la pista pero teniendo el aplomo para saber que el tenis no es lo único importante en su vida.
Raonic, en busca de "El Dorado"
Está muy caro hacer historia en el tenis actual, y aunque algunos parecen llamados a ello, no están pudiendo encontrar las victorias que materialicen su tenis en resultados espectaculares en Grand Slam. Aún se recuerda la tentativa más seria de Milos, allá en 2014 en Wimbledon. Tanto él como su coetáneo se presentaron en semifinales del torneo londinense, y fueron literalmente barridos de la pista por Djokovic y Federer.
Se replegaron tras la fallida escaramuza, lamiéndose las heridas, y Raonic parece preparado de nuevo. Su ambición no tiene límites, y el valiente cambio de entrenador que ha llevado a cabo parece haber conferido aire fresco a su tenis. Tan letal como siempre al servicio, hace gala de una movilidad inaudita para un jugador de sus dimensiones.
Victorias ante Federer y Wawrinka en menos de un mes
Su victoria en Brisbane derrotando a Federer, no hacía más que anticipar el tornado de buen juego que está desatando el canadiense en Melbourne. Especialmente representativa de su crecimiento como jugador, es la victoria sobre Wawrinka en cinco sets, después de ir dominando 2-0. Tuvo la capacidad mental de no bajar el ritmo y sentirse desfallecer, lo cual habla muy bien de su proceso de maduración.
Antes había derrotado con facilidad a Pouille y Trociki, sabiendo sufrir ante un siempre travieso Tommy Robredo, que no supo aprovechar sus oportunidades ante un Milos brillante en los momentos cumbre. En cuartos de final, sentenciaría a un Gael Monfils tan espectacular como conformista, que no encontró soluciones (y no pareció muy afanado en hallarlas) a los saquetazos del nacido en Podgorica.
Su mejor resultado en Melbourne fueron los cuartos de final del pasado año. Habiéndolos superado, Milos no tiene nada que perder. Ha de afrontar el partido como la primera de muchas de las oportunidades que le llegarán, si sigue trabajando con esta intensidad. En caso de no hacerlo así, será presa de los nervios y "El Dorado" que supone llegar a una final de Grand Slam, seguirá siendo un territorio indómito y desconocido para los jóvenes talentos.
Murray, maestro prestidigitador
Cuando menos concentrado parece, más lo está. Cuando se echa la mano a un múscula y todo haría pensar en una lesión seria, más en forma se encuentra. Y cuando menos ilusión aparente tener por ganar, más competitivo es. Andy Murray es un artista del despiste, un monologuista incansable en el campo de juego, que tan pronto pasa del desasosiego a la euforia, de increpar a su equipo de trabajo a pedirles consejos y estar en armonía con ellos.
El escocés ha perdido cuatro finales en Melbourne y una vez en semifinales
El carácter rebelde de Andy solo se muestra cuando está ansioso por la victoria, al igual que sus globo sondas. Durante esta semana se le ha visto muy ansioso en la pista, rumiando cada fallo y mostrándose arrogante, irónico y desafiante, como diría aquel. Los problemas de salud de su suegro y el inminente parto de Kim Sears parecen haber concentrado todo los pensamientos del de Dunblane, pero en su mente siempre hay un hueco reservado para la victoria.
La intentará alcanzar el escocés, no duden de ello. Una vez en semifinales, saldrá su mejor tenis. Se puede considerar uno de los pocos privilegiados capaz de hacerle cosquillas a Novak Djokovic, pero antes de probar si esa habilidad divina sigue innata, habrá de vencer a un terrenal más que peligroso.
Andy no está jugando especialmente bien, pero su nivel va acorde con el de sus rivales. Ante Ferrer hizo el mejor partido del torneo, mientras que con Tomic vagó por la pista esperando que el lentísimo y carente de ideas jugador australiano, se inmolara a sí mismo con su tenis estrambótico. Zverev y Groth no fueron rivales, mientras que Sousa le exigió algo más. En todo caso, el mejor tenis del escocés está aún por salir a la luz.
Duelo entre el resto y el saque
Murray parte como favorito ante cualquier sacador nato. Es uno de los mejores restadores del mundo, su constancia de fondo de pista es inaudito y ostenta una habilidad innata para el contraataque. Argumentos poco halagüeños para el bueno de Raonic. Si Andy juega bien, habría de imponerse al canadiense, aunque la última versión de Milos está mejorada, por lo que este partido se erige en una gran prueba para ambos.
Head to head equilibrado a tres victorias para cada uno
Se han enfrentado en seis ocasiones, con tres victorias cada uno. La igualdad reinó en todos los encuentros ganados por Raonic, mientras que Andy apabulló en sus triunfos. Un claro indicador de cuál es el jugador más constante. En todo caso, queda claro que Raonic no es un jugador cómodo para el escocés, lo cual no hace más que reafirmar las previsiones de que será un gran partido.