Tan ilusionante como esperanzador y, por qué no decirlo, algo generador de miedo y dudas. Así es la reaparición de Rafael Nadal en las pistas después de algún resultado peor de lo esperado, o de alguna lesión. En este caso, el balear se desplazó a Buenos Aires en pos de recuperar la confianza perdida en Melbourne. El albero porteño puede ser la mejor medicina para un Nadal herido en su orgullo, que quiere dar una vuelta de tuerca a sus resultados y volver a ser el jugador dominante e inexpugnable que acostumbra a ser.

Tras derrotar sin brillo a su amigo Juan Mónaco, el encuentro ante Paolo Lorenzi se erigía importante para no solo ganar, sino también jugar bien y coger confianza. Sin embargo, a pesar de la victoria en dos sets, el tenis de Nadal no fue ni mucho menos deslumbrante. Solo los últimos juegos, metiéndose en pista y dominando más, dejaron un mejor sabor de boca y confirieron esperanzas de que aparezcan brotes verdes en el juego del manacorense.

Lorenzi aprovechó la falta de mordiente de Nadal

Los golpes del español no acaban de salir con potencia. Le cuesta mucho encontrar ganadores, y jugando con margen no desborda a sus rivales. Esto hace que el español tome riesgos innecesarios y a destiempos, que minan su confianza y otorgan gran cantidad de puntos a los rivales.

Nadal hizo su mejor tenis en el tiebreak, despejando dudas

Lorenzi se lo creyó a lo largo del primer set, y logró llevarlo al tiebreak tras un intercambio de saques rotos. El español restaba demasiado detrás de la línea de fondo, sin decidirse a atacar a tumba abierta y raspando en exceso la bola, en un signo inequívoco de dudas en sí mismo. Por suerte para Rafa, en el tiebreak supo agarrarse a la pista y jugar con los nervios de un Lorenzi que cometió un par de errores infantiles. 7-3 para Nadal y aire fresco.

Paolo Lorenzi en Buenos Aires. Foto: atpworldtour.com
Paolo Lorenzi en Buenos Aires. Foto: atpworldtour.com

Ya con viento a favor, el español jugó más incisivo. Siguió con dudas, y el resultado fue engañoso, ya que ambos jugadores tuvieron las mismas bolas de break. Rafa estuvo eficaz en los momentos cumbre, haciendo gala de un tenis algo más ofensivo al verse por encima en el marcador. Salvó tres bolas de break y pudo cerrar por la vía rápida el encuentro.

El español habrá de jugar mucho mejor si quiere ganar a Thiem

A pensar ahora en Dominic Thiem, un rival que le exigirá mucho más. Si Nadal no es capaz de incrementar la mordiente de sus golpes y jugar más profundo, se le hará muy complicado, aunque el hecho de que el austriaco juegue revés a una mano, puede beneficiar notablemente al español. Solo se han enfrentado en una ocasión, y fue en Roland Garros 2014, donde Nadal se impuso por 6-2 6-2 6-3. Se espera un partido mucho más igualado en semifinales del evento bonaerense.