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Un ciclón canario

Carla Suárez-Navarro logró una apabullante victoria frente a Roberta Vinci, arrasando a la actual número ocho del ránking WTA. 6-1 6-1 fue el resultado final de un encuentro muy desequilibrado desde el inicio, y en el que la española llevó la iniciativa y encontró golpes ganadores con facilidad.

Un ciclón canario
Carla Suárez en Fed Cup 2016.
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Por Diego Jiménez Rubio

Donde se esperaba batalla hubo paz, donde se esperaba emoción hubo placidez, y donde se esperaba a Roberta Vinci...no hubo nadie. Carla Suárez ocupó la totalidad de la pista leridana con un tenis impetuoso y tan preciosista como eficiente. Apabulló a una jugadora italiana totalmente negada y algo apática, a la que no se vio moverse con la intensidad necesaria como para derrocar a una de las mejores jugadoras del mundo sobre tierra batida.

Los precedentes eran halagüeños para los intereses de la canaria, que había vencido en cuatro de los cinco encuentros disputados entre ambas. Sin embargo, nada hacía presagiar una victoria tan contundente. Se unieron los dos factores necesarios para una sorpresa tal; un estado de forma excelente de la canaria y una desconexión total de Roberta.

No hubo partido

Desde el primer instante se percibieron los derroteros por los que discurriría el partido. Carla comenzó algo nerviosa pero se deshizo de esos nervios a base de golpes ganadores. Manejó a la perfección el tempo del partido, sin precipitarse en ningún momento y castigando el revés de Vinci. El efecto cortado endemoniado que suele imprimir esta jugadora con dicho golpe, no fue más que un placebo en manos de una Carla que vio muy grande la pista.

Vinci perdió cinco bolas de break en el primer parcial

Vinci intentó aferrarse al partido durante esos inicios, donde llegó a gozar de un 0-40 en el tercer juego. Sin embargo, la canaria sacó adelante esa fase igualada del partido y ya no hizo más que crecer. La italiana buscó argumentos en la red, pero no lo hizo con la velocidad necesaria de piernas ni la potencia requerida en sus golpes. Así, Carla disfrutó pasándola en todo momento y desde todos los ángulos posibles.

Solventado un primer set algo más difícil de lo que muestra el marcador, el segudo parcial fue una auténtica exhibición de la española. Hizo absolutamente todo bien, martirizando a una Vinci con síntomas de apatía y desasosiego. No veía huecos por ningún lado, y a punto estuvo de quedarse sin hacer ni un solo juego. Tuvo un amago de reacción en el quinto juego, donde batalló mucho por conseguirlo, pero quedó en agua de borrajas gracias al buen hacer de Carla, que no perdió los nervios.

Triunfo más que meritorio de una jugadora llamada a lograr grandes éxitos en esta temporada sobre el albero. Si las cosas fluyen como fluyeron en Lleida, la canaria puede dar un golpe de efecto.