Hay momentos en la carrera de un jugador que han de ser aprovechados. Momentos en que la pelota va exactamente donde la mente quiere que vaya, en los que las piernas responden a las mil maravillas llegando a todos lados en décimas de segundo, y en el que los golpes fluyen libres cual agua de manantial. En esa vorágine positiva se halla Federico Delbonis, jugador completo y capaz de jugar bien en cualquier superficie, pero que está encontrando la panacea en el polvo de ladrillo.
Atesora ya un título, como es el de Marrakech, y puede mostrar con orgullo sus resultados en Indian Wells (octavos de final tras ganar a Murray) y en Bucarest (semifinales). Dará mucho que hablar en Masters 1000 y Roland Garros si continúa con este nivel de juego, y aún más si llega con la confianza que da otro título bajo el brazo. Está a dos partidos de lograrlo en Estambul.
Sin temblarle el pulso
Partido vibrante en el que ambos contendientes fueron dignos de todo tipo de loas, tanto al juego como a la actitud. Se desató un duelo de tú a tú entre dos expertos en el desplazamiento sobre el albero, que se movieron ágiles y elegantes para establecer intercambios de mucha calidad. Puntos largos, variedad de golpes y mucha emoción.
Ramos tuvo bola de set en el primer parcial y tres puntos de break en el segundo
La primera manga fue especialmente notable, con los dos muy frescos y conscientes de la importancia que tenía adelantarse en el marcador. No perdieron la cara al encuentro en ningún momento, haciéndose un break uno a otro y viéndose abocados a jugar el tiebreak. Allí, Albert Ramos tomó ventaja y llegó a tener bolas de set, pero no supo dar el zarpazo definitivo, dando claros síntomas de qué es lo que le falta para dar un salto cualitativo.
Schwartzman ganó a Dzumhur 5-7 7-6 (4) 6-2 en cuartos de final
Delbonis aprovechó el estado de confianza en que se halla sumido, para erigirse en un muro inexpugnable en los puntos cumbre, y aprovechar el nerviosismo del catalán. Se hizo con el primer set, y continuó minando la moral del español poco a poco en el segundo parcial. Hasta que llegó el noveno juego, en el que Ramos dobló la rodilla tras desaprovechar tres bolas de rotura en el juego anterior. El tenis argentino puede estar satisfecho al tener asegurado un finalista en el evento turco, que saldrá del enfrentamiento entre Delbonis y Schwartzman.