Tiene condiciones de sobra para hacer algo grande en el mundo del tenis, pero su talento es como un grifo después de cortes de agua. O sale a borbotones y desborda, o hace ruido pero no da agua. Díscolo y polémico como el que más, el bueno de Nick tiene mucha personalidad pero carece de cordura en ocasiones. Es su único límite, ya que en juego es letal cuando se mueve bien. Impresionante servicio, capacidad innata para encontrar ganadores y buena movilidad para su envergadura.
En definitiva, un jugador llamado a hacer historia siempre y cuando se calme. El Marat Safin del siglo XXI, ese jugador que despierta odios y pasiones a partes iguales. Ya fue finalista en Estoril el pasado año, y en este 2016 aspira a algo más. Solo le quedan dos partidos para lograr el segundo título de su carrera y en lo que va de año, tras el logrado en Marsella, y está ahí tras someter a su coetáneo Borna Coric.
Repaso de cabo a rabo
Se esperaba un duelo con mucho morbo, entre dos de los jugadores jóvenes más prometedores del mundo, pero acabó siendo un placebo. La expectación duró poco, al ver la superioridad manifiesta del australiano, realmente cómodo ante el juego carente de potencia del croata, que no pudo tomar la iniciativa y solo el servicio le mantuvo en la pomada.
Coric no pudo tener ni una sola pelota de break en todo el partido
El nivel de Kyrgios al servicio fue tan excelso que así lo atestiguan los nueves únicos puntos que logró Coric al resto, una marca totalmente exigua e insuficiente para pretender ganar un partido de este nivel. Diez saques directos del aussie para martillear la moral del croata, totalmente impotente ante este despliegue de potencia.
Paso franco a los cuartos de final de Nick, que se presenta como gran favorito en su duelo ante Nicolás Almagro. Dos jugadores con tremendo carácter frente a frente, que prometen emociones fuertes en un partido que podría ser el punto de inflexión para ambos.