El trabajo duro frente al talento innato, la constancia frente al afán por lo esporádico y la seriedad contra la dicharachería. En una ciudad señorial y sobria como Munich, solo hay lugar para los valores encarnados por Philippe Kohlschreiber. El nacido en Augsburgo, a escasos kilómetros de la capital bávara, se siente cómodo en estas pistas, y así lo demostró dando una lección de sapiencia tenística a un descontrolado Fabio Fognini.

Ya con seis títulos en su haber, el alemán buscará el tercero en este torneo de Munich, quitándose una espinita después de la final perdida ante Andy Murray el pasado año. Tendrá otra oportunidad al haberse sabido aprovechar de la volatilidad de Fognini, que pudo salir adelante a lo largo de la semana, pero cuando se encontró con la antítesis de su personalidad en pista, sucumbió inexorablemente.

Superioridad absoluta del teutón

Se preveía un partido igualado y competido, entre dos jugadores con un ránking similar y que tienen la tierra batida como hábitat natural. Sin embargo, el italiano no salió concentrado a pista, y se vio superado desde el inicio. Carcomiéndose la mente tras cada error, Fabio no jugó al nivel esperado, y puso en bandeja la victoria a un hombre que no falla en estas vicisitudes.

Tuvo muchos errores no forzados el de San Remo, cuya movilidad de piernas fue netamente mejorable. Kohlschreiber movió la bola, cambió alturas y leyó a la perfección el encuentro. Consciente de que si apretaba las tuercas al italiano, éste se podía desconectar del partido, no regaló ni una bola al rival.

Fognini desperdició las tres bolas de break que tuvo en el segundo set

Tras apabullar en el primer parcial, Kohlschreiber se relajó en los compases iniciales del segundo parcial y permitió que el italiano encadenara varios golpes acertados que le dieron tres bolas de break. No pudo aprovechar ninguna y eso fue su perdición. Philippe volvió a  estar intenso y cerró el encuentro por la vía rápida. En la final espera Dominic Thiem, en lo que será un duelo entre dos de los mejores reveses a una mano del mundo.