El tiempo pasa para todos.  Puede demorarse, pero inevitablemente algún día todas las generaciones deben pasar el testigo a los jóvenes talentos, también en el mundo del tenis.  Ese relevo generacional aún está lejos de producirse, ya que los grandes jugadores siguen copando las rondas finales y levantando los trofeos año tras año; sin embargo, cada vez son más las promesas que presentan su candidatura para sucederlos en el trono.  La jornada de octavos de final del Masters 1000 de Roma fue un claro ejemplo de ello.  Por la mañana, Dominic Thiem se deshizo en dos mangas del recientemente recuperado Roger Federer, y por la tarde sucedieron dos hechos insólitos.  El genial y anárquico Nick Kyrgios consiguió llevar al límite a Rafa Nadal en una pista de tierra batida, y David Goffin endosó una "bicicleta" al checo Tomas Berdych.

El joven tenista belga sigue confirmando su madurez en un 2016 excepcional, en el que está alcanzando las rondas finales en los grandes torneos y escalando posiciones en el ranking (ya es número 13 del mundo).  Frente a Tomas Berdych, jugador totalmente consolidado entre los grandes desde hace muchas temporadas, Goffin desplegó un tenis sencillamente espectacular.  El checo estuvo perdido durante todo el encuentro, y no encontró recursos para presentar batalla, ni tan siquiera para arrancar un juego a Goffin.

Berdych fue un espectador másEl partido comenzó con una rotura de servicio, y con un David Goffin desbordante.  El jugador belga se movía como una gacela por la pista, encontraba golpes paralelos con suma facilidad y aguijoneaba a Berdych con su extraordinaria derecha.  Apoyado en este recurso, el número 13 del mundo exhibió un increíble catálogo de golpes en el primer parcial, que se resolvió por 6-0 en un abrir y cerrar de ojos ante la mirada de un atónito Berdych, que no acertaba a hacer daño con sus golpes y no hacía más que perseguir la bola.

El público animaba al checo en espera de una reacción, pero el segundo set comenzó de forma idéntica al primero, con Goffin consiguiendo winners al resto y un Berdych impotente.  Fiel reflejo de la negra tarde del número ocho fue el hecho de que consiguiera su primera derecha ganadora del partido en el segundo juego de este set. 

La madurez de Goffin

Goffin seguía a lo suyo, sin bajar el ritmo en ningún momento salvo en el cuarto juego, con dos roturas en su haber y 3-0 en el marcador.  Berdych tiró de orgullo, y se puso con un 0-40 y tres bolas de break para intentar engancharse al partido.  En este punto, Goffin demostró que su madurez va más allá de lo esperado en este 2016.  Jugó sin reparos, arriesgó cuando tocaba con su derecha y encontró los huecos, apretando a Berdych para salvar la situación y ganar el juego. 

El partido no tuvo ninguna historia, y Berdych lo ecordará como uno de los peores de su carrera, ya que se pasó todo el choque impotente, mirando la bola pasar.  Goffin cerró el partido con un ace, y sonrió incrédulo a su banquillo mientras negaba con la cabeza, sin acabar de entender del todo lo que acababa de pasar.  En cuartos de final le espera el británico Andy Murray, en lo que se espera que sea una intensa batalla entre dos jugadores en plena forma.