Es el momento, ya no se puede postergar más. Lucie Safarova ha estado inmersa en una crisis de juego y resultados durante los primeros meses de 2016, y quiere reencontrarse con su nivel en el torneo que dio un salto cualitativo a su carrera. En 2015, la checa sorprendió a propios y extraños firmando un torneo espectacular que le llevó a la gran final. Allí no pudo con Serena, pero logró una confianza que la mantuvo en la lucha por el top-10 hasta final de año.

La tierra batida trajo alegrías para la checa, con un título en el torneo de Praga que puede proporcionarle la confianza necesaria para revertir esta mala situación. Comenzó el torneo entre un mar de nubarrones, tanto en el cielo como en su mente, pero estos últimos se despejaron mucho más fácilmente que los meteorológicos.

Contundencia en todo el encuentro

Supo gestionar el duelo en todo momento. Lluvia, ambiente frío y una joven jugadora sin nada que perder, eran elementos que generaban cierta inseguridad en la checa. Sin embargo, fueron despejadas desde los primeros compases del encuentro, al demostrar Safarova una sublime concentración, teniendo claro lo que debía hacer para ganar.

Diatchenko cometió 27 errores no forzados

Y es que Safarova tuvo la inteligencia para percibir que era un día en el que era necesario ponerse el mono de trabajo, y renunciar a jugar bien y conectar golpes ganadores. Tiros profundos, sin excesivos riesgos, fueron el pilar básico del planteamiento de partido de Lucie, que forzó sobremanra a una Diatchenko superada por el entorno.

La rusa no rindió a un nivel exigible para un partido de estas características, y se vio sin argumentos para combatir a la checa. Tuvo un ligero despiste debido a la relajación, la checa en el segundo set, pero la reacción no se hizo esperar, neutralizando el break de la rusa. 6-2 6-0 y tiempo para descansar, siendo una de las pocas afortunadas que pudieron solventar la primera ronda en esta lluviosa jornada.