A veces el esfuerzo y el buen hacer sobre la pista no son suficientes para ganar el partido. Esto es lo que pensará Guillermo García-López después de haberse dejado la piel en la pista 2 de Roland Garros y no haber podido cosechar más que los aplausos de la grada y una palmadita en la espalda de su rival victorioso. Llegaba con serios problemas de confianza el español, y si algo ha dejado patente es su gran carácter y motivación por retornar al mejor nivel.
Es muy probable que si éste partido se hubiera producido el pasado año, el resultado habría sido radicalmente opuesto. Y es que cuando el partido se iguala, entran en juego los intangibles que decantan la balanza de un lado u otro, y no afronta de igual manera ésto un jugador con tres títulos en cinco meses, que otro que cosecha más derrotas que victorias.
Oportunidades perdidas por doquier
No es descabellado asegurar que a pesar de haber perdido en tres sets, el español jugó al mismo nivel e incluso mejor que Dominic Thiem. Se vio al joven austriaco muy angustiado, presa de la presión que supone llegar con la vitola de claro candidato a dar la sorpresa frente a los mejores, y siendo ya reconocido por todo el panorama tenístico mundial. Tiene la obligación de hacerlo bien en grandes torneos, algo que por el momento no ha logrado.
Esta sensación se dejó traslucir desde el inicio, con amagos constantes de tirar la raqueta al suelo cuando las cosas no iban bien. Se desató un magnífico duelo en el que el español llevó la manija tras romper el saque de Thiem en el primer juego de partido. Los reveses a una mano de ambos daban brillantez a un encuentro muy intenso y variado, con constantes cambios de altura, dejadas y ataques a tumba abierta. El español llegó a dominar 5-4 40-15 y servicio, pero se atascó. Llegaron las dudas derivadas de su mal año, y Thiem sacó coraje para voltear el marcador y adjudicarse la primera manga.
Thiem tuvo la habilidad de remar contracorriente en las tres mangas
No se vino abajo el español, y continuó mostrando un gran juego y actitud. Basándose en su servicio, el de La Roda llegó al noveno juego con buenas sensaciones, pero de nuevo en el momento más importante, Thiem elevó su nivel y aprovechó las dudas del español. Cuando parecía que el manchego se podía hundir ante tamaña crueldad, siguió intenso y tuvo que afrontar otro duro golpe. Se puso con ventaja en el marcador, volvió a sacar para ganar el set...y volvió a perderlo. Dominic demostró tener más vidas que un gato y llegó a un tiebreak donde pudo cerrar el partido, milagrosamente, en tres sets.
El austriaco se verá en tercera ronda con el ganador del duelo disputado entre Alexander Zverev y Stephane Robert, en lo que podría ser la reedición de la final del torneo de Niza si gana el alemán. Thiem sale reforzado moralmente del duelo ante García-López, y puede ser un rival muy difícil para cualquiera.