Tenaz, aguerrida, con la filosofía de meter siempre una bola más y haciendo gala de una tremenda movilidad. Así es Dominica Cibulkova, una guerrera de las pistas que está experimentado un repunte de su nivel en un glorioso 2016. Ya cuenta con dos títulos en su haber en esta temporada, que suman seis en su palmarés general. Capaz de jugar bien en todas superficies, todos sus trofeos emanaban de eventos disputados sobre superficie dura, pero en Eastbourne cambió la tendencia.
Con este gran triunfo, Cibulkova demuestra que no es preciso tener un gran servicio y golpes ganadores continuos para triunfar sobre el césped. Caminando a las mil maravillas hacia delante y con mano para resolver situaciones adversas, la eslovaca se coronó en la ciudad costera británica y llegará a Wimbledon repleta de confianza.
Cibulkova aprovechó el cansancio de Pliskova
La checa ha exprimido la gira europea sobre hierba, sabiendo que es su superficie fetiche. Pliskova cosechó el título en Nottingham y eso no fue óbice para que intentara dar continuidad a su buen momento, acudiendo al evento de Birmingham. Cayó en primera ronda ante su compatriota Strycova, y recuperó la buena tendencia en Eastbourne.
Tuvo que batallar duro para llegar a la final, y desde el inicio se vio que no estaba fresca de piernas. La checa no está acostumbrada a que vuelva la pelota tras sus incisivos tiros tanto de derecha como de revés, y percibió en Cibulkova un muro inexpugnable. Se precipitó, colocándose a destiempo para golpear debido al cansancio lo que provocó que cometiera numerosos errores.
Pliskova desaprovechó seis bolas de break en el segundo set
Cibulkova manejó a las mil maravillas los nervios en los momentos cumbre, llegando a salvar la friolera de seis bolas de break en el segundo parcial, donde Pliskova mereció más. Tras una primera manga muy apretada y resuelta en detalles, la eslovaca hizo break de salida y tuvo la sangre fría para mantenerlo hasta el final, dando una lección de escapismo ante las acometidas de Pliskova.
Prueba irrefutable del nivel de confianza que atesora este año Cibulkova, y la convierte en una jugadora temible. Su fuerza de piernas le permite jugar al contraataque de manera magistral, por lo que será una tenista muy a tener en cuenta de cara a Wimbledon.