Para salir triunfador de un Grand Slam es preciso ganar siete partidos. Tal perogrullada conviene recordarla en ocasiones, ya que si no se tiene la cabeza bien amueblada se pueden experimentar sustos notables en las primeras rondas que mermen el rendimiento en los últimos encuentros o incluso, acaben haciendo que se muerda el polvo. Murray llega avisado, después de su sufridor periplo en la primera semana de Roland Garros, y parece dispuesto a no experimentar las mismas experiencias en Wimbledon.
Se desenvuelve a las mil maravillas sobre la hierba londinense y cuenta con el apoyo de un público, que ya le ve como héroe nacional y no como villano escocés, algo que ocurría cuando caía derrotado. Andy parte como uno de los pocos que pueden inquietar a Novak Djokovic en su trono, y confirmó sus buenas sensaciones con un partido plácido en primera ronda.
Murray no perdió el saque en ningún momento
El escocés conocía a su rival y era consciente de que no necesitaba del 100% para ganar...pero lo dio. Salió muy intenso a pista, dispuesto a abrir brecha y romper con los sueños utópicos de su rival, que fue reducido a cenizas en poco más de media hora. Fue el tiempo que inviertó Andy para ganar la primera manga y demostrar su poderío.
Andy terminó el partido con 31 golpes ganadores y tan solo 18 errores no forzados
Broady fue mejorando poco a poco, soltándose de piernas y de mano y haciendo disfrutar al público, que nunca dudó de la victoria de Murray. Como tampoco lo hizo el de Dunblane, condescendiente con su rival pero solo cuando tenía un break de ventaja. Ésta fue la tónica general durante los tres sets que duró el partido, y que sirven a Murray para coger ritmo de competición antes de afrontar metas más ambiciosas.
Su siguiente rival será el veterano Yen-Shun Lu, curtido en mil batallas y hábil en este tipo de pistas. Murray no debería tener problemas para cerrar el partido en tres sets, siempre y cuando juegue con el mismo nivel de concentración al que lo hizo ante Broady. El camino continúa, y se vaticina largo y apasionante.