Jugar como nunca para perder como siempre. Esta frase es aplicable a Tomas Berdych en su enfrentamiento de cuartos de final ante Djokovic en el Masters 1000 de Toronto. Con el serbio lejos de su mejor momento y pensando en los Juegos Olímpicos, el abanico de posibilidades para el checo parecía abrirse algo más de lo habitual y mucho más viendo el nivel de juego desplegado.

Sin embargo, hay cosas que no se pueden lograr desde lo racional. Djokovic desprende un aura ganadora que adquiere aún más consistencia ante Berdych, al que tiene maniatado con su racha infinita de partidos ganados sobre él. Se sumó uno más a la lista en Montreal. La vida sigue igual.

Berdych, bloqueado ante el abismo de la victoria

El miedo escénico pareció atenazar al checo en los momentos cumbre, como si considerara irreal la posibilidad de ponerse por delante en el marcador y plasmar en él lo que se veía sobre la pista. Berdych jugó a un gran nivel, y es por ello por lo que esta derrota es tan desgarradora para él, bastándole a Djokovic una versión aguerrida para sacarle los colores en los momentos cumbre.

Tomas Berdych en Toronto. Foto: zimbio
Tomas Berdych en Toronto. Foto: zimbio

El checo dejó escapar siete bolas de break en el primer setY es que la primera manga fue de una gran intensidad, con ambos jugadores enfrascados en intercambios intensos y donde Berdych encontró los resquicios en el juego de Novak, variando bien incluso con su derecha paralela.  Tanto es así que el checo provocó la friolera de ocho bolas de break, de las cuales solo pudo aprovechar una, que le sirvió para llevar el set a la muerte súbita. Allí desaprovechó ventajas e incluso bolas para adjudicarse el primer parcial, claudicando finalmente ante la solidez mental de un Djokovic que esperó agazapado los miedos de su rival.

El checo bajó sus prestaciones en la segunda manga, hastiado por las oportunidades perdidas. Se aferró a su saque para mantener la cara al partido pero Djokovic incrementó su intensidad de piernas y cerró el encuentro en dos mangas, haciendo valer su supremacía. Victoria de mucho peso para el balcánico, que demuestra poder ganar partidos sin jugar su mejor tenis, mientras que Berdych experimenta un duro revés.