Vacaciones estivales, desconexión general, turismo por doquier y aislamiento del mundo. Todo parece haber cambiado hasta que llega el momento de poner la televisión o leer un periódico y darse cuenta de que la vida sigue igual. Novak Djokovic gana, y lo hace porque cuando está en forma no hay otra opción que la victoria. La victoria por abrasión, la victoria por solidez mental, la victoria por talento o simplemente, porque es de los mejores jugadores de la historia.
El serbio sigue añadiendo territorios a su imperio, que analizado geográficamente puede compararse al de Felipe II. No se pone en ningún momento en las ciudades que han visto levantar un título al serbio, y no sale para unos rivales sumidos en el desasosiego de verse impotentes ante el dominio de Novak. Nishikori fue el último que claudicó. Un samurai rindiendo pleitesía al dueño y señor del tenis mundial.
Nishikori jugó bien pero eso no es suficiente
Hay que acogerse a todo tipo de milagros para vencer al serbio, necesitando una ayuda notable por parte de éste si se quiere derrotarle. Mientras Djokovic juegue concentrado y motivado, se antoja una misión imposible vencerle. Simplemente es el mejor, y todas sus derrotas han llegado ante jugadores menores, frente a los que el serbio no encontró la motivación necesaria.
Nishikori mantuvo un buen tono general pero flaqueó en los momentos cumbre
Sí lo hace ante los mejores, consciente de que no puede regalar nada, y no lo hace. Nishikori salió muy motivado a pista, con el precedente del Masters 1000 de Madrid en la retina, donde compitió bien y estuvo a punto de dar un susto al de Belgrado. Sin embargo, pronto se encontró con la versión más inexpugnable del balcánico. Sólido de fondo de pista, moviendo muy bien la pelota y sacando de su zona de confort a Nishikori, que no era capaz de desbordar con sus golpes al serbio.
Ni una sola pelota de break tuvo el nipón en la primera manga, que a pesar de ello no se arredró y continuó jugando con gran intensidad. Mantuvo la cara al encuentro, siempre intenso y buscando alternativas que pudieran incomodar al serbio. Pudo equilibrar el partido pero en el momento cumbre, Djokovic se mostró intratable y cerró el partido en dos mangas.
Bomba de aire de cara a Río de Janeiro, donde Novak buscará uno de los pocos retos que le quedan en su carrera a nivel de títulos. El oro olímpico daría un brillo especial al inmaculado currículum del serbio y le haría postularse como un serio y digno candidato al título honorífico y subjetivo de mejor jugador de la historia.