Hay partidos que pueden suponer un cambio rotundo en la dinámica de las protagonistas. También los hay que quedan grabados en la retina de todos los afortunados que pudieron presenciarlo. El duelo de segunda ronda entre Caroline Wozniacki y Svetlana Kuznetsova cumple ambas condiciones y bien podría haber sido la final de un gran evento. Dos jugadoras que desbordan talento por los cuatro costados y que buscan regresar al nivel que les permitió llegar al número uno del mundo, en el caso de la danesa, y ganar un Grand Slam, en el caso de la rusa.
La expectativa era máxima en una Arthur Ashe que vibró con un partido repleto de alternativas en el marcador y peloteos largos e intensos prolíficos en cambios de efectos y alturas. Un espectáculo más que notable del que salió vencedora una Wozniacki mucho mejor de lo habitual tanto con el drive como a nivel mental, sus dos grandes taras.
Remontada de escándalo de Wozniacki
La batalla estuvo servida desde el primer punto del encuentro. El juego inicial fue una oda al tenis, una batalla a tumba abierta entre dos jugadoras que estuvieron dispuestas a dejarse la piel sobre la pista desde el primer instante. Rompió el saque Svetlana y lo consolidó en otro juego del mismo cariz. Salió totalmente reforzada a nivel moral la rusa, y eso le permitió situarse con 0-4 en el marcador.
La danesa logró 24 golpes ganadores y 17 errores no forzados
Pero de repente todo cambió. Algo hizo click en la mente de Wozniacki que dejó de cometer errores y aumentó su intensidad de piernas. Se erigió en un muro inexpugnable y sacó de quicio a una Kuznetsova que no veía huecos. La danesa encadenó siete juegos consecutivos que le permitieron ganar la primera manga y comenzar con intensidad la segunda.
Un segundo set en el que llevó la iniciativa tanto en el plano táctico como mental. Llegó a dominar 5-2 y tuvo que esperar una última reacción de orgullo de Kuznetsova, que intentó aferrarse al encuentro pero vio cómo se le escapaba entre los dedos la remontada, fallando tres derechas infantiles en el décimo juego y sucumbiendo al tiralíneas planteado por Wozniacki en los compases finales.
Victoria de mucho prestigio para la danesa que sigue empeñada en volver a mostrar el tenis que le llevó a la cima. Nueva York le ha visto en la gran final en alguna ocasión, y aunque aún está lejos esa ronda, hacía tiempo que no se veía jugar a Wozniacki como lo hizo en esta ocasión.