Gael Monfils continuó con la jornada de sorpresas en Shanghái. Tras la inesperada victoria del alemán Florian Mayer ante David Ferrer, tercer favorito a la victoria final en el torneo asiático, el francés siguió en la misma línea derrotando a Roger Federer. El suizo, intermitente en su tenis y constante en su nerviosismo durante gran parte del encuentro, cayó en tres mangas por 6-4, 6-7(5) y 6-3, tras dos horas y nueve minutos.

El primer set tuvo un desarrollo muy plano. El suizo empezó frío, cedió su primer juego al saque y ahí acabó toda la acción. Monfils se aferró a su saque, que funcionó a las mil maravillas, y defendió con éxito la única pelota de break que concedió para anotarse el primer parcial por 6-4 y coger distancia en el luminoso.

En el segundo set el suizo, ídolo total y absoluto de la grada, subió el nivel. Acelerando con la derecha con tanto poder como precisión, trató de desarbolar la resistencia del francés. Lejos de ello Monfils no se achantó, aguantó desde el fondo y en el séptimo juego pareció dar la estocada mortal con una nueva rotura que le dejaba el encuentro en bandeja de plata. Sin embargo, los nervios le invadieron cuando servía con 5-4 y cedió su servicio, terminando el set por decidirse en la muerte súbita.

En el tie-break nuevamente tomó ventaja el 'hombre de goma', que con 5-4 y dos servicios volvió a flaquear. Pese a que jugó dos grandes primeros saques, uno lo desperdició al mandar larga la derecha tras una 'paradinha' en la media pista, mientras que en el segundo el fallo vino de revés al tratar de evitar a Federer en la red. El suizo, que lo había visto perdido, consiguió hacerse con el set. "Come on!" gritó, más que aliviado, el maestro de Basilea.

Pero poco le duró la alegría al helvético. El tercer set, donde las fuerzas comenzaban a escasear en parte por culpa de la humedad reinante en Shanghái, fue territorio exclusivo de quien tenía mejor físico, y ese no fue otro que Monfils. Con su derecha más fina que nunca el galo, que este año estuvo a punto de retirarse del tenis por una lesión, martirizó a Roger. Fue amenazando con quebrarle mientras firmaba sus saques con facilidad, hasta que lo hizo en el cuarto juego. A partir de ahí no volvió a mostrar signo de debilidad, y solventó la única situación comprometida (15-40) con dos segundos saques que besaron las líneas, con riesgos que solo un tenista de la calidad del de Le Mans puede tomar.

De este modo, 'Lamon' accede a los cuartos de final de un Masters 1000, lo que no lograba desde agosto de 2011 cuando hizo lo propio en Cincinnati. Allí se las verá con el ganador del encuentro entre Novak Djokovic y Fabio Fognini.