El Ágora veía medir sus fuerzas a dos tenistas que reeditaban en estos cuartos de final de Valencia la final del pasado año en París: David Ferrer y Jerzy Janowicz. El alicantino, a pesar de su condición de primer cabeza de serie, alcanzaba esta penúltima ronda tras derrotar a dos duros escoyos como Monfils y Benneteau. El polaco, tras hacer lo propio ante Carreó y Sousa. El partido, que se planteaba como una final anticipada, no defraudó a nadie. Ninguno de los dos tenistas perdió la cara al encuentro. La veteranía y la experiencia fueron claves para decantar la balanza en favor del alicantino (6-4, 4-6 y 6-0). Ferrer se verá las caras en semifinales con el vencedor del duelo entre Nicolás Almagro y Fabio Fognini.
“Ha sido un partido muy duro, sacaba muy bien y era muy difícil contrarrestarle”, declara tras el encuentro el español. Esos servicios, precisamente, son los que ahogan a Ferrer en el inicio de partido. Restador experimentado, apenas puede inquietar al polaco. Sin embargo, el de Jávea se apoya en su derecha para mantener sus respectivos servicios. La igualdad predomina a lo largo de todo el primer acto, donde cada uno ataca con sus armas. Pero hay una que David muestra al final y que decanta la balanza a su favor: la cabeza. Janowicz sirve para mantenerse con vida (5-4 abajo) cuando deja de conectar los primeros servicios (acabó metiendo en pista tan solo un 51%). Lo aprovecha Ferrer, que aprieta con su derecha y descoloca al polaco, que no encuentra respuesta y cede.
La segunda manga se muestra diferente. No en la forma de afrontar el partido por cada uno, sino en la evolución del resultado. El polaco, de inicio, aprovecha el exceso de confianza de Ferrer y toma una temprana ventaja (2-0). Su primer servicio (ganó con él el 81% de los puntos) no le abandona en esta ocasión. Se aferra a él, a su talento y a su ataque continuo, que partido a partido hace que Janowicz esté dejando de ser simplemente una promesa. Ferrer no atisba ni una sola bola de break a lo largo de la manga y termina cediendo el set (4-6).
Pese al varapalo de la manga anterior, se vislumbra al mejor Ferrer en el tercer y definitivo set. Lejos de mostrarse impotente y cabizbajo, el español muestra esa versión que le ha llevado a ser uno de los mejores tenistas del momento. Sensaciones experimentadas antes de la gira asiática, y que dejan a Janowicz sin opción. Dejadas, globos, derecha, revés… David muestra un repertorio de gala. Tanta es la impotencia del polaco que, con bola de break en contra y 3-0 abajo, pide permiso para lavarse las manos tras un golpe. El parón no desactiva al favorito en Valencia, que sigue a lo suyo. Janowicz, al final, termina por perder la cara al partido y encaja un rosco.