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Nadal ajusticia al mejor Dimitrov

El balear, que sufrió durante buena parte del encuentro, volvió a crecerse en los puntos capitales - Se cita en las semifinales con el vencedor del duelo entre Andy Murray y Roger Federer.

Nadal ajusticia al mejor Dimitrov
Nadal celebra con rabia un set. (Foto: Ben Solomon).
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Por Manuel F. Cartón

Ni la llaga abierta en su mano izquierda ha podido con Rafael Nadal. El tenista balear se ganó el billete a las semifinales del Open de Australia esta madrugada tras derrotar, por un apretado marcador de 3-6, 7-6(3), 7-6(7) y 6-2 al búlgaro Grigor Dimitrov, quedando así a un paso de la que sería su tercera final en Melbourne Park, tras la ganada en 2009 y la perdida en 2012, en su última presencia en la tierra de los canguros.

Nadal saltó a la pista finalmente vendado en su mano izquierda para proteger la parte de la palma que tiene en carne viva. "Con el vencaje sentiré peor la bola", había comentado anteayer en rueda de prensa. Y así pareció ser de inicio, porque no pudo empezar peor: apenas firmó cinco puntos en los tres primeros juegos, cediendo de salida un break a la postre definitivo para la suerte del set.

Con el paso del tiempo Nadal fue entonándose hasta el punto de firmar doce de sus siguiente trece puntos al saque, pero no fue suficiente para recuperar la desventaja ante quien hoy había enfrente: un Dimitrov que no dudó en sacar su mejor tenis desde el primer momento. Sin dar una sola muestra de nerviosismo y aprovechando su condición de 'tapado' para despojarse de toda presión, fue valiente y llevó la iniciativa, lo que consiguió a base de winners: hasta 14 en el primer acto, que cerró a su favor sin conceder una sola opción de rotura.

Un segundo set de infarto

Comenzaba por delante Dimitrov, situación en la que nunca antes se había visto en ninguno de sus tres enfrentamientos previos con el número 1 mundial, y entonces sintió ya el peso de la presión sobre sus hombros y cedió su primer servicio. Sin embargo no tuvo tiempo apenas a lamentarse, pues para cuando se quiso sentar en la silla la diferencia estaba adecuadamente enjugada, gracias a su incisiva derecha con la que hoy obtuvo un rosario de puntos.

Nadal esperaría al tercer acto para tomar el mandoEl par de roturas consecutivo dio lugar a momentos de muchísima tensión y gran tenis. El búlgaro seguía dominando en líneas generales la contienda con su drive, pero también cometía errores de bulto ante un Nadal conservador que por momentos, a falta de juego, tiró de su única habilidad para leer los partidos. Ambos fueron finalmente certificando sus secesivos saques, hasta llegar así al tie-break en el que no hubo color: Rafa tomó rápido ventaja y lo cerró por 7-3 a su favor igualando la contienda.

Las tornas iban poco a poco cambiando, y el giro de timón se certificó en la tercera manga en la que Rafa, quizás ya habituado por completo al vendaje y las sensaciones del mismo, puso la directa. A base de un juego agresivo y vivaz, consiguió llevar por vez primera la voz cantante. Sin embargo, Dimitrov respondió sobre todo gracias a su servicio, el cual Nadal apenas supo leer, para ir salvando el peligro hasta llegar, con una rotura para cada uno mediante, a la muerte súbita. En ella cambió la tendencia y fue el europeo del este quien dominó y gozó de hasta dos bolas de set, una al saque. Pero ahí Rafa fue más Rafa que nunca, remontó y enseñó a su rival que a él, con solo una bola, le basta. 9-7 a su favor y a solo un set de las semis. 

A estas alturas del partido, tras más de tres horas de juego, el físico ya hacía mella. Pero solo lo hacía en Dimitrov, con Rafa como una rosa más allá de su llaga, de la cual fue atendido antes de empezar la manga para disponer de un nuevo vendaje. Al balear le sentó bien la atención, pues salió como un tiro para ponerse rápidamente 3-0. Desde ahí, solo hubo que mantener sin apuros el saque para terminar certificando, desde el resto, la victoria. Salvó dos bolas de partido con coraje Dimitrov, forzando en ambas el fallo de drive de Rafa, pero la tercera se le fue al propio búlgaro con un tiro cruzado al pasillo.

El manacorí espera ya, con 720 puntos, a su rival en las semifinales, donde peleará con el ganador del duelo entre Andy Murray y Roger Federer, favoritos los tres por la dura parte alta del cuadro del Open de Australia.