Nicolás Almagro tiene una 'criptonita'. Esta nació en Jávea hace 31 años, y parece que se metió a esto del tenis para amargarle la existencia al murciano cada vez que se cruzan. Pasadas las 22h españolas, Nico miraba al cielo apesadumbrado buscando una explicación divina, lo había vuelto a hacer, Ferrer había vuelto a ganarle. No era ni la primera, ni la segunda vez que se repetía este desenlace, sino la décimiquinta. En los otros catorce enfrentamientos entre estos dos españoles, siempre había ganado el alicantino, y en este nuevo duelo no hubo excepción, ni piedad. En dos sets, 6-4 y 6-3, David Ferrer tumbaba a un desaventurado Nico Almagro.

El duelo de semifinales comenzaba extremadamente igualado en Buenos Aires. Ambos tenistas entraron al encuentro conscientes de sus putnos fuertes y de sus carencias y ninguno se atrevía a dar un paso al frente en lo cotidiano de los intercambios para desequilibrar la balanza. Aun así, el juego empezaba a encauzarse hacia los derroteros de lo que posteriormente sería, un encuentro con Ferrer intentando mover al murciano para provocar sus errores, y éste cargando con fuertes golpeos al mínimo resquicio con los que intentaba tumbar la muralla alicantina.

Al final, lo de siempre

Por mucho que digan que las estadísticas están para romperlas, estas pesan a la hora de afrontar un partido, y mucho. Sino que se lo digan a Almagro. Conforme iban pasando los juegos, Nico parecía jugar con temor a lo que posteriormente pasaría. Ferrer llegó al 5-4 arriba restando, y allí tiró de historial y asestó el golpe definitivo al primer set. El de Jávea consiguió el primer break del partido en su primera bola de rotura, tras tener Almagro tres y desaprovecharlas, y se hizo con la primera manga (6-4).

Tres roturas de servicio consecutivas en un tramo irregular

Con el inicio de la segunda manga, se siguió con un baile de breaks que animaron el encuentro. Una rotura de servicio de Nico a David en su primer saque, se lo devolvió el de Jávea al siguiente servicio y un último y definitivo break en el cuarto juego del set que supuso una losa definitiva para los ánimos de un Nico Almagro que, a pesar de seguir luchando, no daba indicios de remontada.

Así iban las cosas, con Ferrer dominando en el segundo tras un arranque titubeante, y con Nico dañado viéndose tan distanciado en el marcador a pesar de lo parejo del partido. Con 3-1, llegó el juego clave del set. David volvía a flaquear en su servicio y Almagro tiraba, una vez más, dos bolas de rotura que le habrían metido de lleno en el encuentro. El duelo estaba visto para sentencia tras esto, y Ferrer lo finiquitó por la vía rápida con un último break que le dio el pase a la final. Una final en Buenos Aires de la que es ya un frecuente protagonista, ya que estará en ella por tercer año consecutivo, esta vez ante el excéntrico y enrachado Fabio Fognini.

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