Hay un aspecto que se ha mantenido a lo largo de la historia del boxeo, que caracteriza al público que siempre presencia los combates. Están los que van a observar a los estilistas de la esgrima de los puños, los que quieren ver combinaciones y limpios movimientos de pies y cintura. Y están los que desean presenciar las actuaciones de los artistas del knock out, de aquellos púgiles que prefieren no depender de los jueces, sino de la potencia de sus puños para resolver la faena en cuestión.

Miguel Ángel Campanino perteneció al primer grupo. Nacido en Santa Rosa, provincia de La Pampa, el 30 de septiembre de 1944, “el Zorro” fue un absoluto estilista del ring. Por ser dueño de una izquierda en jab extremadamente precisa, es que el resto de sus movimientos seguían esa línea de pulcritud que marcó su estilo. Dominaba con facilidad todos los golpes del manual pugilístico por igual. Además de ser sumamente preciso en sus golpes, estos iban siempre acompañados de finos movimientos de torso y veloces desplazamientos de piernas, lo cual siempre le confirieron mayor potencia y eficacia a sus guantazos.

Debutó en el campo rentado el 14 de julio de 1966, cuando anestesió a José Crisol en la segunda vuelta, pactada a seis. Fue profesional durante 12 años, y se subió a un ring por última vez el 9 de septiembre de 1978 en el Estadio Luna Park, donde venció por puntos en 12 rounds a Ricardo Magallanes, ganando por séptima vez el título argentino welter FAB. Finalmente, cuando ya llevaba meses de inactividad, anunció su retiro formalmente el 7 de febrero de 1979.

A lo largo de su carrera disputó un total de 102 peleas, 93 de ellas victorias (34 KO), tan sólo 5 derrotas, y 4 empates. Se hizo conocido entre los expertos del pugilismo no sólo por su pulcro estilo al enfrentar a sus rivales, sino también por jamás esquivar un combate. En palabras de Julio Ernesto Vila, “no le rehuyó el combate a nadie y los números de su carrera indican a las claras que así fue”. Y no sólo no les escapó, sino que enfrentó en más de una ocasión a varios de los mejores exponentes de aquel tiempo: cuatro veces peleó con Abel Cachazú (48-16-13, 26 KO), a quien venció en las dos primeras y perdió en las dos siguientes. La última de estas, la segunda derrota ante “Cacha”, era el primer combate de Campanino por el título argentino welter FAB, el 15 de julio de 1972. También enfrentó en cinco ocasiones a Mario Omar Guillotti (73-20-9, 37 KO), a quien venció siempre.

La posibilidad de estampar su nombre en la historia del boxeo mundial llegó el 12 de marzo de 1977. Aquella noche le disputó el título mundial welter AMB al mexicano José Pipino Cuevas (35-15, 31 KO), en la Plaza de Toros Cuatro Caminos, México DF. Aquí, la potencia fue indiscutiblemente superior al estilismo. El mexicano noqueó en el segundo round a Miguel Ángel, con un zurdazo en cross que ya había encontrado la cara del argentino en el round anterior.

Hay quienes argumentan que la chance mundialista de Campanino llegó demasiado tarde, cuando su mejor momento ya había pasado. Cuando peleó con Cuevas, el “Zorro” llevaba ya 11 años peleando profesionalmente. Con 32 años de edad, esta era su pelea número 89. El mexicano, en cambio, transitaba su sexto año como peleador rentado (debutó en 1971), y con sólo 20 años, acumulaba 23 combates hasta ese entonces. El mismo Vila dijo en 1997 que la responsabilidad de esto se le debía adjudicar a la empresa Luna Park. Según él, propiciaba más los combates a realizarse en Buenos Aires, que servían a la taquilla local, antes que ayudar a los púgiles bajo su ala a desarrollar su carrera en el exterior.

Miguel Ángel falleció el 30 de abril de 2018. Fue derrotado por un rival que es, lamentablemente, demasiado conocido para los ex boxeadores. El Alzheimer se cobró la vida de otro esgrimista de los puños.