Nada se le puede reprochar a River en este 2014. Porque conquistó el Torneo Final, de la mano de Ramón Díaz, luego de seis años sin estrellas a nivel local. Luego llegó la Copa Campeonato y el 1-0 a San Lorenzo que le dio el boleto a la Copa Sudamericana, certamen el cual fue a parar a Núñez, cortando 17 años de baches internacionales.

De todos modos, la alegría pudo haber sido mayor si el Millonario se hacía con el Torneo de Transición, que quedó en manos de Racing por dos puntos de diferencia, después de haber hecho mérito. Pero en el fútbol, los merecimientos quedan de lado, porque imperan las estadísticas, la eficacia y los números finales. Además que la Academia también tuvo los suyos, por ganar 8 de los últimos 9 partidos y recibiendo tan solo un gol en contra.

River venía de consagrarse en el Final, pero se desmanteló buena parte del plantel (Leandro Chichizola, Carlos Carbonero, Cristian Ledesma, Manuel Lanzini, Daniel Villalva) y todo un desafío para Marcelo Gallardo, que llenó sin problemas los zapatos que dejó Ramón Díaz y con un plantel limitado pero fortalecido y convencido de su idea, encaró el torneo de la segunda mitad de año, la Copa Argentina y la Copa Sudamericana a la par.

Gallardo maravilló al fútbol argentino: un juego de presión, posesión eficaz, ataque continuo, desbordes constantes, defensores pasando al ataque, defender en campo contrario y un con su táctica 4-3-1-2 fundamentada, con jugadores que rescató de sus préstamos como Carlos Sánchez y Rodrigo Mora, más el enganche y hombre clave: Leonardo Pisculichi, que pasó del descenso con Argentinos Juniors a la gloria.

La Página Millonaria


El Millonario agarró la punta del campeonato en la 5° fecha, tras vencer 3-1 a San Lorenzo campeón de América nada menos que en el Nuevo Gasómetro. Y la conservó hasta la 17° jornada, cuando cayó 1-0 contra Racing. En el medio, River supo desplegar un fútbol de alto vuelo hasta el partido contra Independiente en la 8° fecha: fue 4-1 en el Monumental que relegó al Rojo, pero se dio una situación traumática, con la lesión de Matías Kranevitter. Desde entonces, el equipo perdió a su baluarte en el medio y se sintió, con Leonardo Ponzio tomando la responsabilidad.

Olé

Desde entonces, con otras competencias de por medio, River cayó en un pequeño pozo con tres empates consecutivos (incluido el Superclásico en el diluvio del 5 de octubre), sumado a la eliminación de la Copa Argentina tras haber llegado a los cuartos de final (ante Rosario Central), pero ahí comenzó el carácter, con la misma idea de ataque pero buscando más recursos, porque los rivales comenzaron a agarrarle la mano y a complicar los planes. Así, River hilvanó otras tres victorias consecutivas, una de ellas a Atlético Rafaela como visitante y revirtiendo el marcador. Esto, en paralelo con la Copa, donde quedaron en el camino a Libertad y Estudiantes de La Plata.

El cimbronazo que desató la crisis que dejó al Millo sin el título local fue haber perdido el invicto. En total, 31 partidos sin perder acumualdo desde el torneo pasado. Llegando a la fecha 14 (que se disputó una semana después por condiciones climáticas), Estudiantes se vengó de la eliminación copera y ganó 1-0 en el Monumental. Pero el punto de inflexión fue contra Olimpo, anteúltimo en la tabla. El Millonario ganaba cómodo en Núñez con gol de Ramiro Funes Mori, sin embargo una pifia del Mellizo le permitió a Miguel Borja clavar el empate. Ese fue el gran golpe, esos dos puntos perdidos que resultaron determinantes.

A pesar de todos los traspiés, River seguía puntero pero el nivel estaba en declive, el físico pesaba, hubo situaciones que repercutieron (llámese lesiones o convocatorias por fecha FIFA) y encima en el horizonte estaba Boca, en las semifinales de la Sudamericana. Ahí estuvo enfocada todas la atención, motivo por el cual el Muñeco decidió que en el encuentro clave con Racing en Avellaneda jugaran los suplentes, menos Barovero y Funes Mori. Titulares, ni en el banco. Y ganó la Academia, en una jugada fortuita. Sucedió lo más lógico, aunque el Millo contó con chances de convertir con su muletto. Pero el campeonato, en lo numérico, se agrietó.

Clarín

Después, lo que se sabe: River sorteó al Xeneize, luego venció 3-2 a Banfield con el regreso goleador de Fernando Cavenaghi, y estiró la definición del campeonato para pensar tranquilo en Atlético Nacional, al cual batió 2-0 en el Monumental y consumó la conquista sudamericana. Para cerrar, el 1-0 contra Quilmes que no alcanzó.

El Millonario en números: 11 fechas puntero, 14 jornadas invicto, fue el equipo más goleador del torneo (34 goles, tan solo uno de penal) y el menos goleado (13 tantos recibidos). Estadísticas fabulosas pero que no alcanzaron para la presea dorada. Sí para la de plata y el título de campeón moral, que seguramente tendrá su revancha en el corto plazo.