Corría el 12 de diciembre de 2012 y cientos de hinchas de Tigre volaban hacía Brasil para cumplir un sueño copero; esa noche, el Morumbií tenía repleto el sector que les correspondían a los hinchas azul y rojo; desde el primer día que aterrizó el plantel argentino en el país vecino, nada le fue fácil. Los encargados de darles las entradas a la comisión directiva del matador se demoraron y fueron entregadas a último momento. Luego, el micro que llevaba al cuerpo técnico y el plantel fue apedriado en las inmediaciones del estadio, y para finalizar la prevía del partido, tampoco les permitieron reconocer el campo de juego, a pesar de que todos los jugadores ingresaron a la fuerza para realizar el conocimiento del campo.

Se disputó el primer tiempo con suma normalidad, el equipo local vencía cómodamente al equipo de Néstor Gorosito por 2-0, y cuando llegó el momento de retirarse a los vestuarios, en el entretiempo se encontraron con una violenta emboscada proveniente de la seguridad privada del club. Los jugadores agredidos fueron Martín Galmarini (le tuvieron que dar puntos en el brazo por el corte sufrido), Damián Albil (golpe en el pecho, y amenazado con arma de fuego), Lucas Orban (marcas en la espalda), entre otros que también vivieron el mal momento y las diferentes amenazas en caso de que decidieran salir a jugar el segundo tiempo.

El árbitro de aquel encuentro fue Enrique Osses, quien se acercó una vez finalizada toda aquella batalla al vestuario visitante. Luego de ver a los jugadores heridos, y las manchas de sangre en la puerta y el piso del vestuario, decidió conversar con el DT de ese entonces, Pipo, quien le comentó que las condiciones no estaban dadas para que su equipo saliera a disputar los 45 minutos restantes de juego. Luego de lo visto y conversado, de una manera muy cobarde, salió y no dió el partido como "suspendido" como había dicho en un principio, sino que lo dió por terminado y San Pablo levantó la Copa mientras el plantel de Tigre se dirijía a la fiscalía correspondiente para hacer las denuncias. En ese momento, la Conmebol (asociación que reúne a las federaciones de fútbol en los países de Sudamérica) tuvo uno de los mayores actos de cobardía y falta de respeto para Tigre que no solo había sido agredido, sino que la seguridad del Morumbí ni siquiera recibió una sanción en aquel fallo.

El pasado jueves 14/05 se disputó el Superclásico entre Boca Juniors y River Plate por los 8vos de la Copa Libertadores en "La Bombonera". Cuando iba a comenzar el segundo tiempo, el equipo visitante salía hacía el campo de juego por la manga y desde la hinchada xeneize la cortaron y arrojaron gas pimienta a los jugadores. Los principales afectados fueron Matías Kranevitter, Leonel Vangioni, Leonardo Ponzio, Sebastián Driussi, Ramiro Funes Mori. Debido a la irritación que tenían en los ojos, no se pudo disputar el ST del encuentro y el árbitro del cotejo, Darío Herrera, decidió después de una hs y cuarto de espera suspender el partido, y con el fallo de la Conmebol, teniendo en cuenta que el equipo de ambas veredas eran "grandes", se dictó una sanción al estadio como también se lo eliminó al equipo local y River pasó automáticamente a 4tos. Lo que sí, la Conmebol decidió en pocos minutos darle la copa a San Pablo, cuando los propios jugadores del Matador fueron brutalmente agredidos y sin justicia.

Los incidentes en el Morumbí