Luego de que la Selección Argentina deleitara a Córdoba, era el turno de Talleres que salía a escena en el mismo campo donde Messi dejó como conos a los jugadores bolivianos. El equipo de Kudelka arrastraba dos empates en fila, con errores propios que le privaron de la victoria, y permitió que se le acercaran sus perseguidores, fundamentalmente Gimnasia de Jujuy que ya lo había alcanzado. En frente, el siempre complicado Crucero del Norte. Aquel equipo que lo conoció en el Argentino A y que, desde entonces, le fue un hueso duro de roer.

Pero vayamos al partido que, en líneas generales, fue malo. Por momentos parecía una partida de ajedrez, en el que ambos cuidaban lo suyo y no arriesgaban nada. Talleres tuvo un arranque explosivo e impreciso que, con el correr de los minutos, se fue apagando. Lalta de creatividad ofensiva e ineficacia en los pases hicieron que Crucero, de a poquito, se arrime al área de Caranta. Así fue cuando a los '15 se produjo la primera llegada del partido y fue para la visita, con un disparo de Castro que se fue ancho. Por el lado del local la primera aproximación fue un centro de Solís que no pudo conectar Ramis.

No pasaba nada, absolutamente nada en el partido hasta que Coria quiso jugar con Requena y su pase quedó corto. Solís, despierto, aprovechó la pifia y la mandó a guardar para abrir el marcador a los '23. Crucero quedó KO y en la jugada siguiente Reynoso pudo poner el segundo pero Requena se lo impedía.

Parecía que iba a ser un trámite pero de a poco, la visita se fue acomodando en el campo y empezaba a tener la pelota. Talleres se replegó en su cancha para intentar jugar con los espacios de contra, pero estuvo errático en este rubro: una mal ejecutada por Reynoso y otra que derivó en Ramis, que remató débil.

No obstante, Crucero no tenía muchas luces para llegar al empate salvo una chance de Pedrozo, luego de una linda jugada asociada, que terminó pasando al lado del palo. Fue la última de una primera etapa en la que Talleres golpeó en el momento menos esperado y Crucero no encontraba los caminos al empate.

En el complemento, Kudelka mandó a Guiñazú por Reynoso  para poblar el medio campo y poder quitar la pelota. No le salió muy bien porque Crucero se hizo amo y señor de la posesión y Talleres corría atrás del balón. El conjunto de Posadas se armaba muy bien en el medio campo, quitando y jugando, pero llegando al área se le apagaban esas ideas y casi no generó peligro. Por su parte, el Albiazul apelaba a las corridas de Solís sin efecto. 

Cada vez se jugaba más en el campo local y los ataques de Crucero eran por el sector derecho, donde Bay no tenía ayuda en la marca. Por ahí vino la más clara del partido: centro pasado y una asistencia de cabeza para que Olivares fusile a quemarropa a Caranta desde el área chica pero el arquero tuvo una tapada fenomenal para mantener el arco en cero. De ese córner, Ojeda conecto de cabeza y se fue afuera. Ya se olía el empate.

Talleres casi no pisaba el campo contrario: recién a los '19 se producía la primera llegada con cabezazo alto de Strahman. Nada más, nada menos. El equipo de Kudelka defendía como podía ante un equipo sin rebeldía. 

El encuentro fue entrando en un bache y daba la sensación de que Crucero no lo iba a empatar, salvo que fuera con pelota parada o a los ponchazos. En ese contexto, Kudelka decidió sacar a Ramis y poner a Gutiérrez para oxigenar aquel costado y tener velocidad en la contra. 

El local seguía asfixiado por la presión de Crucero y le costaba demasiado salir de contra. De otro córner, el elenco visitante tuvo el empate con Pedrozo pero remató tan mal que se fue por arriba del travesaño cuando estaba a metros de la línea de meta.

En la jugada siguiente iba a venir el merecido empate: Jeréz Silva perdió una inocente pelota en la mitad de cancha que derivó en el ataque de Crucero. Pedrozo mando un centro pasado para que Pérez, atrás de todos, ponga el empate a los '37. Bay se cerró para marcar al mismo delantero que tenía Quintana y perdió la referencia del lateral. 

Hervía el Kempes y Kudelka entendió que había que ganarlo como sea. Klusener a la cancha, afuera Jeréz Silva y a buscarlo por todos los medios. Talleres se despertó e iba, mientras que Crucero guardaba el empate bajo 7 llaves. Hasta que a los '41 se desató la locura: centro perfecto de Solís para el ingreso de Burgos, que sin marcas le puso la frente al balón y ponía el 2 a 1 final. Parecía complicado, pero apareció él: Rodrigo Burgos para decirle "si" a la pelota y para que delire el Kempes. 

Crucero fue como podía intentando generar el milagro pero no iba a poder. Talleres le cedió terreno y pelotas paradas pero la defensa sacó todo lo que le tiraron por arriba. Pero faltaba la última: a los '46 recuperó Burgos y tocó para Gutiérrez, que eludió al defensor y sólo le quedaba el arquero, con Strahman a su izquierda y Klusener a su derecha. Se demoró, quiso definir él y Requena evitaba el tercero. 

Talleres iba a sufrir unos minutos más pero el resultado no se iba a modificar. Ganó y punto. Un triunfo que vale más en lo numérico que en lo futbolístico. No jugó bien, perdió la posesión de la pelota y jugó muy cerca de Caranta. Así y todo, con escasas llegadas al arco de enfrente, mostró su poderío ofensivo y logró una victoria agónica.

Talleres se va en crucero nuevamente a la punta. Donde más cómodo se siente.