El defensor, de último paso por Quilmes, donde viene de disputar la Primera B Nacional y salvarse del descenso, dejó en claro sus deseos y sensaciones con el arribo al club.

- ¿Cómo fue tu paso por Quilmes?

- Creo que en lo personal fue positivo. Logré jugar la mayoría de los partidos y con un rendimiento regular. Quizás en lo colectivo no fue del todo positivo, no logramos plasmar lo que se trabajaba en la semana y por ende los resultados no eran los esperados.

- ¿Qué te llamó la atención de Temperley para firmar con el club?

- Sinceramente antes de llegar a Temperley me habían comentado de un club modesto, ordenado y, sobre todo, organizado en todas sus áreas. Creo que aparte del llamado del cuerpo técnico, que los conozco, lo que comenté anteriormente fue lo que más motivó la llegada a este club.

- ¿Cómo te presentarías con los hinchas de Temperley?

- La verdad no me gusta hablar mucho de mí. Normalmente no lo hago. Pero si hay una excepción, sólo diría que soy trabajador, humilde y, sobre todo, que creo en un Dios en donde no existen los imposibles.

- ¿Qué podés aportarle al equipo?

- Sacrificio y orden. Creo que si cada uno aporta su granito de arena para el equipo podemos sacar buenos resultados.

- ¿Cuáles son tus expectativas para el próximo semestre?

- Siempre nuevos desafíos implican grandes expectativas. Llego a este club para lograr el tan anhelado ascenso a Primera. Será sin duda muy difícil, pero no imposible.

- Ya que con Quilmes vienen de disputar la B Nacional, ¿cómo creés que hay que afrontar el próximo torneo?

- Creo que lo principal estará en armar un grupo muy unido y fuerte. El interés personal nunca debe estar por encima del interés del equipo. Ser un equipo ordenado en todas sus líneas, concentrado al máximo en las pelotas paradas y, sobre todo, contundente a la hora de tener situaciones de gol.