Volvió el River de Gallardo

El Millonario ganó, gustó y goleó, fiel a su historia, y se sacó de encima a uno de los candidatos. Sin varios pilares, el equipo funcionó a la perfección y estuvo a la altura de las circunstancias. Una prueba de fuego superada con el aura copera que el Muñeco le impuso al club.

Volvió el River de Gallardo
Borré, el jugador que siempre cumple (Foto: Olé).
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Por Nicolás Diz

No era un partido para nada sencillo. Desde el comienzo, con un sorteo poco amable, al tocarle a River, líder de su zona, un rival de la talla de Racing Club, que salió segundo solo por diferencia de gol (habiendo goleado en su grupo a Cruzeiro y Vasco Da Gama) y que históricamente, por copas internacionales, siempre fue verdugo del Millonario (recordando la Copa Libertadores 1967, la Supercopa 1998, la Libertadores 1997 y la Sudamericana 2002). Y el contexto tampoco ayudaba, dado que entre los 20 días de espera entre la ida en el Cilindro y la vuelta en Núñez, la discusión entre hinchas y periodistas estuvo signada por la no sanción a Bruno Zuculini, por el claro error de la Conmebol. El partido siguió 0-0 y River, acompañado de 66.000 hinchas, con el Monumental totalmente colmado, dio la talla.

En la previa del partido, Marcelo Gallardo tuvo que lidiar con muchos problemas. No contaba con Leonardo Ponzio, el capitán, expulsado en Avellaneda, ni tampoco con su reemplazante natural, Zuculini, que ahora está purgando la sanción de 2013, ni con uno de sus mejores jugadores, Gonzalo Martínez, que se lesionó en la fecha pasada ante Argentinos Juniors. Ignacio Scocco llegaba con lo justo (ingresó faltando pocos minutos) y ni el Muñeco pudo estar en el banco, debido a que lo suspendieron porque el equipo había salido tarde en el segundo tiempo en el duelo de ida. Así que dirigió Matías Biscay, y con varios cambios obligados.

River fue sólido en todas sus líneas. En el arco, Franco Armani sigue agigantando su récord (cinco partidos completos sin que le conviertan), a pesar de algunos errores en la salida con los pies. Los laterales estuvieron más que correctos, Gonzalo Montiel por la derecha y Milton Casco, siempre cuestionado y de comienzo complicado, logró contener a Ricardo Centurión y hasta casi convierte el cuarto gol. La zaga central, firme como nunca, con Jonatan Maidana (capitán) y Javier Pinola, neutralizaron a Lisando López y Gustavo Bou.

River llevaba más de 400 minutos sin convertir. Cortó la malaria en el momento justo.

En el mediocampo, Enzo Pérez fue el 5 y fu uno de los más destacados (bajó su clasificación por la absurda expulsión por provocar a Centurión, que lo marginará del primer cruce de cuartos) y Exequiel Palacios, que venía de bajos partidos, esta vez regresó al nivel que lo llevó a la Selección y terminó un contragolpe de 9, anotando el segundo gol. En los extremos, fue superlativo el nivel de Nacho Fernández, que en estos partidos definitorios no solía aparecer, sin embargo, ayer fue la excepción, porque distribuyó, generó, pisó el área y fue figura. Y del otro lado, la cuota de fútbol siempre presente de Juan Fernando Quintero, el habilidoso colombiano que en este semestre está teniendo más minutos y protagonismo.

La delantera estuvo compuesta por Lucas  Pratto y Rafael Borré. El Oso estaba en el ojo de la tormenta, por la escasez de gol del equipo en los últimos cuatro partidos y su pólvora mojada para con la red rival. No obstante, en una final como la de anoche, abrió la cuenta capitalizando una enorme jugada colectiva, con un remate seco, alto e inalcanzable para Arias. Un gol que abrió la cuenta de un encuentro durísimo, que le dará mucha confianza para el futuro inmediato. Y el colombiano jugó para el equipo, ofreciéndose como opción de pase, luchando con los defensores rivales, abriendo espacios y cerrando el pleito en un tiro de esquina de Fernández y un derechazo de primera al primer palo que fue el 3-0 final, para llegar a 10 goles en River. Borré, si bien está un escalón por debajo de Scocco en la consideración del DT, está demostrando que puede aparecer en cualquier momento y su buen promedio de gol ratifica que es un atacante efectivo.

Esta clase de rendimientos se asemeja al de la goleada a Cruzeiro en el Mineirao, también 3-0, donde el Millonario fue claramente superior a su rival y dio vuelta una serie ante un rival que siempre fue un karma. Esta vez, tocó ante Racing, también verdugo copero. Desde que Gallardo es el entrenador, River ganó 16 de los 19 cruces mano a mano en torneos Conembol, por sexta vez a un equipo argentino. En cuartos aguardará Independiente. Otro clásico que promete ser apasionante.