Era un partido aparte, un partido especial. Con el condimento de que hacía 5 años que no se jugaba, en el día de ayer volvió el Clásico ante Los Andes.

Con un marco en la previa extraordinario: los hinchas Gasoleros fueron a despedir al plantel a la sede del club y le demostraron su apoyo al plantel.

Y cuando el reloj ya marcó las 13 horas de la tarde, el partido comenzó. Todo lo antes mencionado ya no importaba, solo esos 90 minutos de juego. Los primeros minutos fueron malos de los dos lados: imprecisos los dos, parecía que se estaban estudiando.

Pero ya pasados esos minutos de prueba, el local, sin lucirse, parecía más cómodo con el desarrollo del partido y complicó al Celeste. Temperley, con varios problemas en el fondo, a los 28 minutos cometió un peligrosa falta en la puerta del área. Dimas Morales remató y Castro se lució para descolgar la pelota del ángulo, pero quedó viva: tras una serie de rebotes, Linás empujó la pelota a la red y desató la locura de los presentes en el Gallardón.

Luego del gol, los "Milrayitas" esperaban detrás de la mitad de la cancha y cuando los de Celeste pasaban esa línea, presionaban. Así complicaron mucho a los dirigidos por Aldirico que no le encontraron la vuelta, y se fueron al descanso por un gol abajo.

Se esperaba que el equipo salga con otro ímpetu para dar vuelta el resultado, pero no fue así: Los Andes le cedió la pelota a Temperley, que no supo como generar peligro y cuando podían, salían de contra.

Sin jugar bien, los Gasoleros igual tuvieron sus ocasiones claras: un tiro libre al travesaño de Mauro Cerutti, una jugada individual de Tobías Reinhart y un cabezazo de Pablo Magnín que un defensor rival sacó en la línea.

El tiempo pasó y el resultado no se movió. El árbitro Nazareno Araza marcó el final del partido y Los Andes se llevó una nueva edición del clásico.

Partido importantísimo dejó pasar el Gasolero. Ahora le quedan tres partidos para terminar dentro de los primeros 9. No va a ser fácil, pero como marca el dicho: "Si no se sufre, no es Temperley".