La Copa América, el torneo más antiguo del mundo del balompié, ese que ha sido esquivo para Colombia y que muchas veces mereció un poco más,  nos trae una nueva batalla épica en busca de la anhelada gloria deportiva. La Argentina y Colombia se miden este 26 de julio en el estadio Sausualito de Viña del Mar, una cancha con muchos recuerdos positivos para nuestro fútbol y de historia grata, aquí en esta ciudad, Colombia derrotó a Brasil por primera vez en un torneo de mayores de fútbol. Hoy cambian los nombres, pero las pasiones, más para nosotros que para los gauchos, siguen latentes después de lo desencadenado por el cinco a cero, donde los colombianos tomamos este partido como un clásico y ellos como un escoyo común a sus deseos de reverdecer laureles que se encuentran marchitos, ya por un espacio mayor a 20 años en el fútbol grande de la Argentina.

Aunque la historia de enfrentamientos, entre cafeteros y gauchos, es amplia, los plus en la Copa América inician en el año 1987. Luego de una magistral primera fase de grupos, Colombia cae ante Chile en semifinales, lo que deja a nuestros criollos dirigidos por Maturana, con la posibilidad de jugar por la tercera plaza del torneo. Allí Colombia se enfrenta al cuadro Argentino, que un año atrás se proclamaba campeón de la Copa del Mundo en México. Sin complejos y en un desolado estadio de River, con goles del polémico Barrabas Gómez y Juan Jairo Galeano, Colombia sacaba pecho en el sur del continente al traerse la tercera plaza con un dos por uno ante los de Bilardo y conducidos por Maradona en el mediocampo.

Pasarían dos copas y de nuevo el tango y la cumbia de frente, esta vez en el partido final, mas no siendo una final para Colombia, la Argentina derrotaba a los colombianos y ganaba la Copa de Chile 91, era la renovación del fútbol de ellos. El coco Basile mostraba un camino diferente a lo dictado por Bilardo, y con un Gabriel Omar Batistuta devorando arqueros en todos los estadios de la copa austral. La foto del Batigol con la copa y el buzo multicolor de Rene Higuita fue una postal para enmarcar en la historia. El partido fue un dos por uno y celebración gaucha, hecho que no ocurría desde el año 59.

En Ecuador 93 llegarían tal vez los partidos más intensos entre celestes y amarillos. Maturana decía que en la previa de la fecha dos del grupo C, en el túnel para salir al gramado del estadio Monumental de Guayaquil, se decían de todo. No era solo un partido normal, ya la fama y el buen trato del balón incomodaba a los rivales del sur, marcador final empate uno por uno. La historia los reencontró en semifinales, allí la Argentina empezó la carretera al bicampeonato derrotando a Colombia en los 12 pasos, luego de un empate cero a cero en el tiempo reglamentario.

Quien ha vivido el fútbol sabe de momentos raros, de  locura y sin explicación. En la cancha de Luque, en la Copa que organizó Paraguay en 1999,  Colombia, que tenía al difunto Miguel Calero en el arco, derrotó a la Argentina tres goles por cero. El hecho que de normal no tenía nada y sobre todo aún viviendo el morbo del cinco por cero, generó en los 90 minutos de juego una historia tan mágica como pueblerina. Martin Palermo, figura del Boca Juniors, delantero elegido por Marcelo Bielsa en la selección gaucha, desperdició tres situaciones de penal para el cuadro celeste que pudo cambiar la historia. De esta manera se cerró el último triunfo  de Colombia en Copas ante los gauchos.

Los cruces ante argentinos llegaron de nuevo en 2004. Perú era la casa de esta Copa. Colombia en un partido de preparación, un mes atrás, había vencido a los argentinos dos por cero, pero esta vez en semifinales, ellos sacaron la categoría y con un contundente tres por cero nos matricularon en el partido por el honor. Ese día el brillo de jugadores como Carlos Tevez, Sorín y Lucho González dieron el paso a la final al anotar goles esa noche.

En la Copa de Venezuela 2007, la autoridad de Pinto y la aplicación de la misma a sus dirigidos, generó uno de los papelones más grandes de la historia moderna de nuestro balompié. Luego de la goleada que sufrimos ante Paraguay, nos enfrentamos a una Argentina que ya tenía a Messi en su mejor versión y un Román Riquelme, que era el amo y señor del mediocampo argentino. Colombia, estaba en un momento donde de la confianza solo se sabían sus letras, fue un contundente cuatro a dos, de nada sirvió iniciar el partido ganando, la seguridad nunca llegó y el onceno cafetero se quedó fuera en la primera ronda de esa Copa, que coronaría a Brasil campeón.

Cuando todos creían que llevábamos las de perder en la Copa América del 2011, al enfrentar a la Argentina en la segunda fecha del grupo A, en el Cementerio de Los Elefantes, como se le dice al estadio de Colón de Santa Fe, Colombia le jugó un partido perfecto a la Argentina e incluso pudo ganar con un gol errado de Dairon Moreno a puerta vacía. Colombia terminó en tablas este compromiso, jugó bien. Carlos Sánchez, el descubrimiento de Jorge Luis Pinto en el torneo uruguayo, dejó su marca en la mente de todos los colombianos al no dar respiro a Messi, figura del Barcelona. Colombia esa noche en el campo sabalero mostro cosas interesantes, pero que el equipo de Hernán Dario Bolillo Gómez no cuajó en el resto del torneo sudamericano.

Llega un nuevo cruce, eliminación directa, ¿qué historia nueva tejerá estos 90 minutos?