A pesar de que Once Caldas no se ha podido acoplar de manera perfecta en lo que va del semestre no deja de ser un equipo muy vertiginoso y con jugadores de buen pie para sostener la pelota. El equipo albo que se encuentra en la casilla 10 de la Liga Aguila debe poner todas las cartas en la mesa si quiere llevarse la clasificación del Atanasio Girardot.

Los dirigidos por Hubert Bodher vienen de caer ante el Deportivo Pasto en el Estadio Municipal de Ipiales y al igual que el Independiente Medellín tiene su clasificación hipotecada. Para rojos y albos este partido es la puerta de entrada a la lucha por un cupo en torneo internacional. Teniendo en cuenta que por el otro lado del cuadro se encuentra el Campeón del primer semestre, Junior de Barranquilla, con esto si el equipo tiburón se clasifica para la final su rival estaría clasificando directamente a la copa Libertadores del próximo año.

El blanco blanco posee tres variantes a la hora de generar peligro en el arco rival; la primera es el pase filtrado a las espaldas de las defensas contrarias, aprovechando el buen pie de jugadores como Javier Reina y Juan David Rodríguez que surten en las bandas a Carbonero y  Adrían Estacio; la segunda variante es el juego en velocidad, las transiciones defensa ataque convierten al campeón de América en un rival de cuidado para el poderoso de la montaña y por último la pelota quieta que sabe aprovechar con un experimentados como Diego Peralta.

El equipo albo debe ganar por una diferencia de un gol si quiere llevar la serie a tiros desde el punto penal, si logra una diferencia más amplia se clasificaría de forma directa a las semifinales de la Copa Aguila. Esto le deja toda la obligación de salir a tomar las riendas del partido y allí se encuentra una de sus debilidades que se demostró en el partido de ida cuando el poderoso aprovecho las espaldas de Elvis Mosquera y Carlos Pajaro, dos laterales con mucha salida pero que a la hora de volver se quedan en la marca.

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