América de Cali, en dirección de Alexandre Guimarães, volvió a una final después de tanto tiempo viendo a sus más grandes rivales levantando trofeos y viendo como poco a poco equipos como Deportivo Cali, Independiente Santa Fe y Junior de Barranquilla se les iba acercando en títulos, además como Millonarios y Nacional poco a poco se iban distanciando del equipo escarlata, luego de ganarle 2-0 a Santa Fe en el Pascual, la hinchada americana creció más que nunca y nunca dejaría de creer que el campeonato se quedaría en Cali.

Era un martes 7 de diciembre de 2019, América y Junior ya se habían enfrentado en Barranquilla en el partido de ida, el equipo rojo sacó un importantísimo empate en la ‘puerta de oro de colombia’. En esa temporada los escarlatas ya habían vencido al tiburón en el metropolitano con un penal en el último minuto que cobró muy bien Matias Pisano.

En la ciudad de Cali se esperaba como siempre el día de las velitas, pero ese dia era diferente a los demás 7 de diciembre, se sentía energia positiva en la capital del Valle, desde los días anteriores no había boletería disponible para poder ingresar al estadio Olímpico Pascual Guerrero. En pocas horas los hinchas americanos acabaron con todas las boletas que se destinaron para ver a su tan amado equipo en una nueva final del fútbol colombiano. Toda Colombia estaba paralizado por ver esta gran final con dos de los equipos más populares del país, un Junior con un equipo que prometía dar el batacazo y dar la vuelta olímpica de visita y América que confiaba en la presión de su hinchada y de sus herramientas para poder dar la sorpresa que quizás muchos no creían.

Comenzando el encuentro se sentía un poco de nerviosismo en el Pascual, América comenzaba a realizar su juego pero Junior estaba muy bien parado en el terreno de juego, el equipo que hacía de local empezaba armar su estrategia con jugadores como Duván Vergara, Pisano, Paz y adelante el goleador Michael Rangel. Fue con esa fórmula que llegó el primer gol que estalló de júbilo el Pascual, Cali y media Colombia, con un excelente centro de Vergara y un cabezado de Rangel que pega en el palo y se desvía en la espalda del portero charrúa Sebastián Viera, termina siendo autogol del Junior pero América empezaba con pie derecho su camino hacia el título #14 en su historial.

Los espectadores de ese encuentro quedaron con la boca abierta cuando en un mano a mano del tiburón quedó mano a mano nada más y nada menos que Teófilo Gutierrez frente a el canserbero Neto Volpi, pero este sacó de sus fuerzas las manos para poder cerrar el grito de gol del goleador de la Selección Colombia y del Junior de Barranquilla, desde ese minuto se sabía que la suerte estaba a favor de los diablos rojos. Minutos después el equipo visitante anotó el gol del empate y en todo el estadio se siente un silencio abisal, luego de la revisión del VAR declararon fuera de lugar y vuolvía toda la fiesta y la alegría en el máximo escenario de los caleños. Posteriormente volvería aparecer el que hoy por hoy es el referente del equipo, Duván Vergara, para realizar un pase milimétrico a Edwin Velasco para que este le coloque el famoso pase de la muerte a Carlos Sierra y que solo sea empujarla para colocar el 2-0 definitivo para que los hinchas del rojo en Cali, Colombia y el mundo vuelvan a decir "somos campeones" de Colombia.

Cuando el colegiado Wilmar Roldán pitó el final del partido fue tanto la gloria y tanto la felicidad que los hinchas presentes en el Pascual Guerrero, se metieron dentro del terreno de juego para festejar con los jugadores la obtención de un nuevo título que el club realmente lo necesitaba, fue así como ese partido quedó para la historia de la retina escarlata por ganar el tricampeonato al Junior y volver a tocar el cielo con las manos rojas.