ROMA. En la nublada pero calurosa mañana romana se mezclaron las historias en la larguísima y agónica prueba de los 50 kilómetros marcha de la Copa del Mundo de marcha. La más bonita, la de la estadounidense de casi 38 años Erin Taylor-Talcott, primera mujer en participar y en acabar en una prueba oficial de la distancia; la más épica, la de los españoles camino de la mínima olímpica y del bronce por equipos; y la más polémica, la de Alex Schwazer, el italiano sudtirolés y nacido austriaco, de ahí su blancura y su apellido, que volvió del oscuro tunel del dopaje para vencer la prueba en la que fue campeón olímpico en 2008 en 3 minutos y 39 segundos, tres minutos más lento que su marca.

Schwazer hizo oídos sordos a todas las voces cercanas que han protestado su vuelta a la selección italiana tras consumir EPO antes del 'doping'. Han hecho oir fuertes las protestas de la maratoniana Valeria Straneo o del campeón del mundo de altura Marco Tamberi, pesos pesados del atletismo italiano, e incluso la esgrimista Margherita Granbassi. El italiano ha cultivado una imagen de chico arrepentido que merece otra oportunidad. Lo ha repetido hasta la saciedad, hace unos meses incluso en un reportaje de la Rai para limpiar reputación Ahora quiere dejar atrás la polémica. "El que más he perdido con el dopaje soy yo", se lamenta.

El siguiente paso de su campaña estaba en Roma, “una de las carreras más bonitas de mi vida, inolvidable”, dijo después, en una zona de prensa que congregó a más periodistas que todo el día anterior para escucharle. Por eso capitaneó una armada italiana que se apostó desde el principio por el oro en casa en el circuito junto a las Termas de Caracalla, con Federico Tondonati, Marco de Luca y Matteo Giupponi y él en el grupo del chino Yucheng Han, que abandonó, y del versátil australiano Jared Tallent.

Schwazer se destacó pasado el kilómetro 20, mientras la megafonía perdonaba su pasado y se centraba en animar al público con esos epítetos tan excesivos de los italianos, y la hinchada se debatía entre apoyarle hasta con pancartas, abuchear o guardar un silencio mezcla de dudas e indiferencia. Los primeros se hicieron oir más cuando sonó el himno de Mameli en su honor. Los españoles agrupados junto al puesto de avituallamiento, mientras, amagaban con abuchearlo y se quedaban sin palabras para comentarlo.

Bragado se retira y solo piensa en Río

Allí, en la barrera, destacaba lo diferente que es ver la carrera desde ahí que desde dentro, Jesús Ángel García Bragado, 46 años de atletismo en sus piernas que se notan. “Ya no soy como vosotros”, bromeaba con los jóvenes españoles Diego García y Julia Takacs mientras se descalzaba tras retirarse a mitad de carrera. Hace unas semanas un tirón en el 'isquio' entrenando en Madrid por forzar un poco más de lo necesario cambió su preparación. El músculo volvió a hacerse notar el sábado en el calentamiento, así que Bragado, con su séptima participación olímpica en el horizonte, tuvo que terminar haciendo caso a las señales que en carrera le dictaban reposo.

Hasta entonces caminaba en el primer grupo con españoles junto a Mikel Odriozola, al que su buen ritmo le pasó factura en los últimos 15 kilómetros. Bajó por los pelos de las 4 horas, terminó 15ª y aseguró el bronce colectivo de España, así que estaba contento pese a ser consciente de que los Juegos prácticamente se le han escapado. “Tenía la mínima pero había que intentar confirmarla. Este año he vuelto a estar competitivo, y hacer otro 50 dos meses y medio después del Campeonato de España me ha pasado factura”, declaraba a Vavel, extenuado, tras la prueba.

Díaz termina sexto e irá a Río

El guipuzcoano se quedará sin Juegos pese a superar al jovencísimo Pablo Oliva (23º, 4.05.51) porque por delante entraron José Ignacio Díaz (6º, 3.51.10) y Francisco Arcilla (12º, 3.55.06). El madrileño superó la marca de Miguel Ángel López en el campeonato de España, por lo que es el favorito para acudir a Río con Bragado y con el murciano. Diaz encontró el premio a la regularidad de cubrir cada cinco kilómetros en poco más de 23 minutos pese a caminar solo gran parte de la prueba. Su calculadora funcionó y a partir del kilómetro 30 empezó a bajar con comodidad de esa barrera y terminó pasando a Arcilla a partir de los 40 kilómetros. Su zarpazo, jaleado por toda la delegación española, dispuesta estratégicamente por el director técnico de marcha Santi Pérez para dar el último empujón en los últimos metros, elevó a España sobre Ecuador del cuarto puesto al bronce. Es la tercera y última medalla de la delegación tras los terceros puestos de Manuel Bermúdez en los 10 kilómetros junior y Álvaro Martín en los 20 absolutos. Pudo ser plata, así lo indicaban al principio las pantallas, pero pesó el bronce del ucraniano Igor Gravan (3.44.02), detrás del australiano Tallent (3.42.36), que preguntado sobre haber sido batido por Schwazer dijo: "Me ha ganado un impostor".