Muchas voces criticaron la marcha de Willy Hernangómez a la NBA alegando su juventud y que al no ser todavía un pivot dominante en Europa, en Estados Unidos tendría muchos problemas para jugar en cualquier equipo. Él no hizo caso de esos críticos y en julio de 2016, durante la concentración de la selección española para los Juegos Olímpicos de Rio, se fue a New York a firmar con los históricos Knicks.
Equipo muy complicado, los Knicks
Jugar en los Knicks, ser rookie y no ser norteamericano son tres cosas que te hacen ser muy comedido a la hora de vaticinar el éxito del jugador en cuestión, en este caso, Willy.
El equipo neoyorkino es uno de los equipos que más mueve a su alrededor, para lo bueno y para lo malo es muy extremista. Es capaz de encumbrar a jugadores desconocidos, que hacen un puñado de grandes partidos, al Olímpo de la NBA, todos recordamos el caso Jeremy Lin. Pero también capaz de destruir jugadores y entrenadores año tras año, la situación de Carmelo Anthony va por ese camino, ya que es abucheado noche tras noche en el Madison.
Arranque díficil
La temporada arrancó con muy pocos minutos para Willy Hernangómez, alternando partidos sin jugar nada con partidos en los que apenas jugaba siete u ocho minutos.
El primer partido que disputó más de diez minutos fue el 9 de noviembre en el derby frente a Brooklyn. Willy, en esos 14 minutos, respondió con creces anotando 14 puntos y seis rebotes, siendo el primer gran partido del ex de Real Madrid.
Durante ese mes de noviembre, combinó actuaciones pasando los 15 minutos por partido contra otras en las que apenas saltaba a la pista, incluyendo un fugaz paso por la Liga de Desarrollo. El primer mes fue duro pero no tan malo como se podía esperar.
El mes de diciembre siguió con la misma tónica de noviembre. Jugaba dos o tres partidos consecutivos a buen nivel y de repente al siguiente no jugaba ni un minuto acumulando tres partidos con un rosco en minutos. Un buen ejemplo de esto es que el 17 de diciembre, en el enfrentamiento contra los Denver Nuggets de su hermano Juancho, Willy cuajó su mejor partido hasta esa fecha consiguiendo un Doble-Doble de 17 puntos y diez rebotes, pues bien, al partido siguiente no jugó nada salvo los dos últimos minutos que ya eran los de la basura.
El peor momento
Esos últimos días de 2016 y el arranque de 2017, probablemente hayan sido los momentos más duros de la temporada ya que tuvo escaso protagonismo y le adelantaron todos los pivots de la rotación en algunos partidos. Toda esta irregularidad le costó su participación en el partido del viernes en el All-Star de Nueva Orleans el 17 de febrero.
Por fin llegó la continuidad
A partir del 18 de enero, las cosas empezaron a ir mejor. Un problema físico del letón Kristaps Porzingis y la tremenda inoperancia ofensiva del otro pivot, Joakim Noah, le abrieron las puertas, parece que definitivamente, hacia la regularidad en minutos, tan importante para que un rookie crezca. El culmen de esa regularidad llegó con la primera titularidad el 31 de enero frente los Wizards. Parece que Hornacek, el entrenador de los Knicks, está viendo que Willy le puede dar muchas más cosas que el francés Noah.
Datos que le fortalecen
Hasta la fecha ha disputado 45 de los 53 partidos que llevan jugados los New York Knicks. En esos partidos promedia 6.3 puntos, 5.6 rebotes y 54% en tiros de campo en los 15 minutos que está en pista. Lo más importante es que en estos once últimos, las medias han subido exponencialmente.
Se ha percibido un aumento en todo, de los 15 a los 22 minutos, de 6.3 puntos a 10.3 y los rebotes de 5.6 a 10.2 manteniendo el porcentaje en tiros. Otros dos datos más desconocidos son el porcentaje de uso y el PIE. El uso es el porcentaje que el equipo utiliza a un jugador cuando está en pista en comparación a los otro cuatro compañeros, en estos últimos once partidos ha pasado del 16% al 20%.
El PIE vendría a ser algo parecido a la valoración que conocemos en Europa, sumando las cosas positivas y restando las negativas acorde a los minutos que juega cada jugador. Ha pasado de 13.7 a 18 convirtiéndose en el líder del equipo.
Su talón de Aquiles es la falta de experiencia especialmente a la hora de defender aunque se puede apreciar como la segunda vez en la temporada que se enfrenta a un pivot rival, le defiende mejor porque le conoce mejor. Si mantiene esa facilidad para producir en ataque y rebotear gracias a su velocidad de manos, colocación y calidad ofensiva, tendrá una larga y fructífera carrera en la NBA.