El inicio fulgurante de los Sixers y la influencia de Ben Simmons en su juego parecían más que suficiente para ir poniéndole el nombre del australiano al trofeo en noviembre. Y es que el inicio de temporada que protagonizó el todoterreno de Philadelphia no tenía prácticamente nada que envidiarle a ninguno de los mejores rookies de la historia.

Sin embargo, la erupción de Donovan Mitchell ha devuelto la alegría a Utah y está haciendo que muchos lo pongan como el favorito para llevarse el premio al mejor novato. Su liderazgo y capacidad anotadora son únicos para su edad y su posición en la liga. Ambos jugadores están teniendo temporadas espectaculares y brillan ya con luz propia.

Un rookie para la historia

Tras pasarse toda su primera temporada de baja por una lesión, Simmons aterrizó en la liga con la fuerza de mil truenos. Su estilo de juego encajaba a la perfección con el de Embiid, pero también con el resto del equipo, que empezó a beneficiarse de su visión de juego. Bajo su mando, los Sixers se han convertido en uno de los equipos más atractivos de la NBA así como en una de las sorpresas de la temporada.

Su dirección de juego ha sido suficiente para convertir a Philadelphia en el tercer equipo con más asistencias de la liga, algo en lo que les ayuda su frenético ritmo de juego, el cuarto más rápido en la liga. Pero no queda todo ahí.

Simmons es el segundo rookie en anotación, con 16 puntos por partido y un 53.8% de acierto, y lidera las estadísticas de rebotes y asistencias, con 7.9 capturas y ocho pases de canasta por partido. En defensa no se queda nada atrás, liderando a todos los rookies en robos, con 1.7 por partido, y situándose sexto en tapones, con 0.8 por encuentro.

El nivel de juego del australiano y su consistencia lo han convertido, ya, en uno de los mejores rookies de la historia. Con diez triples-dobles, se coloca como el segundo novato en conseguir más veces este hito, superando a Magic Johnson y sus siete triples-dobles, aunque quedándose lejos de los 26 que logró Oscar Robertson. Justamente estas dos leyendas le acompañan también en otro especial grupo. Y es que solo ellos tres han sido capaces de lograr 1000 puntos, 500 rebotes y 500 asistencias en su primera temporada en la liga.

Ciertamente, Simmons debería estar más que satisfecho con oír su nombre en la misma frase que estas dos leyendas, pero no es suficiente. El australiano ha llegado a la liga para cambiarla, y eso es lo que quiere conseguir. Su única fisura parece ser el tiro exterior, pero cualquier mejora en ese apartado lo pondría convertir en uno de los mejores de la historia.

Su décimo triple-doble llegó en uno de los partidos más complicados para Philadelphia en los últimos días. El Wells Fargo Center recibía la visita de unos Minnesota Timberwolves metidos de lleno en la batalla por los playoffs en el Oeste. Este partido era vital para 'los lobos' y una verdadera prueba de fuego para los Sixers.

Ben Simmons capitaneó a los Sixers hasta la victoria ante Minnesota. | Fotografía: NBA.com
Ben Simmons capitaneó a los Sixers hasta la victoria ante Minnesota. | Fotografía: NBA.com

Todo indicaba que el encuentro sería complicado y ajustado, pero los Sixers se encargaron de evitarlo. Pese al mal inicio de Embiid contra Minnesota, Simmons tomó el timón como suele hacerlo y prácticamente decidió el partido. Su visión de juego y movimiento de balón permitió al equipo poner tierra de por medio. Además, el australiano consiguió su décimo triple-doble con más de tres minutos para el final del tercer cuarto.

El talento y los números de Ben Simmons son algo sin igual entre los novatos de la liga, pero él quiere más. Y es que lo que, con lo que está consiguiendo, ya ha entrado de lleno en la historia de Philadelphia. Con su décimo triple doble, se convierte en el tercer jugador con más triples-dobles de la franquicia. Aún lejos de los 62 de Wilt Chamberlain pero muy cerca de los 14 de Billy Cunningham, el australiano empata a Charles Barkley en la tercera posición y deja atrás a jugadores como Iguodala.

Sin ir más lejos, Simmons está firmando la tercera mejor temporada de la historia de Philadelphia en este apartado. Chamberlain acumuló temporadas con 31 y 22 y nueve triples-dobles, lo cual permite a Simmons colarse en el podio con los diez que ha conseguido esta campaña. Con todo lo que ha demostrado, Simmons debería tener asegurado ya el premio al Rookie del Año. Y así sería en prácticamente cada temporada… Pero no en esta.

El caso aún no está cerrado

Pese a que el premio al Rookie del Año parecía llevar el nombre de Simmons desde hace meses, otros han intentado disputarle este cetro. Tatum fue el más destacado en el inicio de temporada gracias a su maravilloso papel bajo las órdenes de Brad Stevens, pero pareció perder fuelle conforme pasaban los partidos. Lo mismo le ocurrió a Kuzma, que no fue capaz de mantener su rimo anotador, o a Lonzo Ball, que no ha logrado llegar al nivel esperado.

Mientras Simmons seguía impasible, jugando como un verdadero veterano, el resto de novatos parecían desinflarse. No la araña. Las lesiones parecían cebarse con unos Utah Jazz que intentaban sobrevivir tras la marcha de Gordon Hayward, complicándoles aún más la temporada. Pero lo que no sabían ellos era lo bien que le iba a sentar esa situación al bueno de Donovan Mitchell.

El rookie de los Jazz aprovechó la complicada situación del equipo para coger minutos, confianza y, por último, el timón. Su desparpajo, confianza y capacidad anotadora lo han convertido en uno de los novatos más especiales de los últimos años y, posiblemente, en el único capaz de disputarle el galardón a Simmons.

Donovan Mitchell es ya toda una estrella. | Fotografía: NBA.com
Donovan Mitchell es ya toda una estrella. | Fotografía: NBA.com

Él es el, justamente, el único capaz de superar al de los Sixers en alguna de las estadísticas principales. Con 20.3 puntos, es el máximo anotador entre los novatos, así como uno de los más versátiles a la hora de meter el balón en el aro. Ha sido capaz de superar los 40 puntos en dos ocasiones (único rookie en lograrlo este año) y cinco de las siete máximas anotaciones de un novato esta temporada llevan su nombre.

Su potencial es innegable, así como su fortaleza mental, la cual asombra a cualquiera que le vea jugar. Su última exhibición tuvo lugar el pasado sábado, cuando los Jazz visitaban a los Spurs. Los tejanos no están en su mejor momento, pero el AT&T Center sigue siendo un templo para ellos. Y es que los Spurs pueden estar sufriendo por entrar en playoffs, pero acumulan el tercer mejor balance como locales de toda la NBA.

Con ambos equipos jugándose una plaza en los playoffs, se esperaba un partido duro; y vaya si lo fue. Locales y visitantes pusieron toda la carne en el asador y presentaron sus candidaturas para entrar en los ocho primeros de la Conferencia Oeste.

Tal fue la batalla que se vieron obligados a ir a la prórroga, pero solo porque un hombre lo quiso. Donovan Mitchell fue capaz de mantener a sus Jazz en el partido con 14 puntos en el último cuarto, incluyendo tres triples en los últimos dos minutos. Así, Utah consiguió forzar el añadido y llevar a los Spurs al límite.

Sin embargo, el talento y veteranía de los locales fue suficiente para cerrar la victoria. Con 45 puntos, Aldridge finiquitó la victoria para los suyos y echó por tierra el trabajo de Utah.  Mitchell no había conseguido la victoria, pero sí despertar las dudas en más de un aficionado y reabrir el debate por el rookie del año.