A unos días de celebrarse la 113ª edición de Paris - Roubaix no está de más recordar carreras pasadas: los duelos que mantuvo Roger De Vlaeminck primero con su compatriota Eddy Merckx y posteriormente con el italiano Francesco Moser en la década de los setenta, o más recientemente los duelos entre Fabian Cancellara y Tom Boonen, han marcado la historia de la carrera y la historia de nuestro ciclismo. Pero si hay una edición que merece ser recordada es la Paris - Roubaix de 1996. Este año el Infierno del Norte celebraba su edición centenario. La prueba cumplía un siglo de vida desde que echara a andar a finales del siglo XIX. En esta ocasión, contaba con un recorrido de 262 kilómetros con pasos por los sectores de adoquines más importantes de la prueba . Esta edición se recordará por la imagen de los corredores del equipo Mapei entrando casi cogidos de la mano en las tres primeras posiciones en el velódromo de Roubaix y la estampa de estos tres héores en lo más alto del podio celebrando el triunfo en una carrera que pasara a la historia.

Su mánager queria que fueran la referencia en las clásicas

En el mes de enero de 1996 se presentó en Italia el equipo que por aquel entonces se denominaba Mapei-GB. La apuesta de su mánager general, Giorgio Squinzi, no dejaba lugar a dudas. Quería un conjunto compensado para las rondas de tres semanas pero sobre todo ansiaba que fueran la referencia en las clásicas. Para ello habia centrado todos sus esfuerzos en contratar a uno de los mejores corredores del momento: Johan Mussew. No solo eso, Squinzi se propuso rodearlo de los mejores compañeros posibles para que estuviera bien arropado y solo tuviese una preocupación: ganar.

Era 14 de abril. Francia se preparaba en 1996 para su gran día de la primavera: París-Roubaix. Como es habitual en este tipo de pruebas, se formó pronto, en torno al kilómetro 25, una fuga numerosa. Este gran grupo estaba compuesto por: Saligari (MG), Hunt (Banesto), Ozers (Motorola), Vierhouten (Rabobank), Puttini (Refin), De Vriers (Polti), Manzoni (Roslotto), Brognara, Fina y Santaromita (Gewis), Wauters (Lotto), O´Grady (Gan), Pavanello (Aki), Contrini (Brescialat), Saugrain (Aubervilliers), De Jongh, Knaven, Van Steen, Nijdam (TWM), Willens y Peeters (Mapei). La escapada se movió alrededor del minuto de ventaja, en parte gracias al trabajo del Telekom que, al no conseguir meter ningún hombre en el grupo de delante, no les interesaba que se fueran demasiado. Sí logró esto el Mapei, con esos dos hombres, de forma que la escuadra de Squinzi se liberaba de la responsabilidad de, al ser el equipo más fuerte de la carrera, tener que comandar la persecución.

En el tramo de Helmeses los integrantes del Mapei reventaron la carrera

La prueba no estaba siendo muy movida, aunque la velocidad era alta con una media en torno a los 45 km/h. Fue a partir de tramo de Helesmes cuando cuatro corredores del Mapei aceleraron el ritmo y se marcharon: Museeuw, Bortolami, Ballerini y Tafi. Por detras Ekimov, Zanini y Tchmil intentaron reccionar pero ya era demasiado tarde. Los corredores de conjunto trasalpino acababan de reventar la carrera y tomaron la directa con destino al velódromo de Roubaix. La mala suerte visitó a Ballerini que, con tres pinchazos, se quedó descolgado del grupo de cabeza y fue rápidamente enguillido por el pelotón perseguidor.

De ahí hasta el final los componentes del Mapei gestionaron su ventaja en torno a los dos minutos. Por delante quedaba saber cual de los tres se iba a llevar la carrera. La ecuación se resolvió kilómetros más adelante. Johann Museeuw sufrió un pinchazo, algo que no debería supoer un gran problema para Mapei, con dos hombres aun liderando la prueba. Aun así, sus dos compañeros le esperaron para proseguir su paseo triunfal hasta la ciudad francesa. No había dudas: el belga era el líder indiscutible y se llevaría el premio gordo. Pero no sin polémica. Bortolami y Tafi no estaban muy de acuerdo con dejar la gloria a Museeuw y, por detrás, el director se vió obligado a parar el coche hasta el grupo perseguidor cuando Ballerini colaboraba en los relevos por la caza.

El terceto se presentó en el velódromo de Roubaix, que bién podría haber sido un cuarteto de no ser por la mala suerte de Ballerini, entre la multitud que lo abarrotaba. Los tres, con tiempo de sobra para festejar la victoria, se saludaban y se felicitaban entre ellos bajo los ensordecedores vítores del público. Nada más cruzar la meta todos se abrazaron con sus auxiliares y demás corredores del equipo.

Por detrás, Franco Ballerini intentó disputarle, aunque sin éxito, la cuarta posición a su compatriota Stefano Zanini (Gewis), pero fue batido al sprint. Poco importaba esa nimiedad, ya que tres compañeros suyos habían escrito hacía dos minutos una de las más páginas más doradas de la historia del ciclismo. La imagen de los tres corredores entrando juntos festejando su triunfo supuso la mejor representación gráfica del dominio ejercido por la escuadra transalpina en las clásicas durante la década de los noventa.

Clasificación de la edición de 1996

POS CORREDOR EQUIPO TIEMPO
Johan Museeuw Mapei - Gb 6:03:00
Gianluca Bortolami Mapei - Gb mt
Andrea Tafi Mapei - Gb mt
Stefano Zanini Gewis +2:00
Franco Ballerini Mapei - Gb mt
Andrei Tchmil Lotto +5:27
Brian Holm Telekom mt
Viacheslav Ekimov Rabobank mt
Francis Moreau Gan mt
10º Marco Milesi Brescialat mt

La entrada triunfal de los Mapei en Roubaix