Un 11 de noviembre de 1990 en los Países Bajos, nació un niño que se convertiría en uno de los ciclistas todoterrenos más fuertes del pelotón internacional. Se trata nada más ni nada menos de Tom Dumoulin. El neerlandés ha ido evolucionando en estos últimos años y su techo parece que puede estar muy alto.

Ya se sabía de su alta capacidad como rodador gracias a grandes triunfos como el campeonato de su país de contrarreloj o la tercera posición en el mundial de dicha modalidad. Ein embargo, su verdadera explosión se dio en la Vuelta a España 2015, donde demostró que es algo más que un excelso contrarrelojista. En esa edición se sobrepuso a todos en la Cumbre del Sol, un final explosivo al más puro estilo Valverde, y en la crono de Burgos. Pero no todo fue tan bonito, y tras llevar el maillot en el inicio de la penúltima etapa entre San Lorenzo de El Escorial-Cercedilla, lo cedió ante Fabio Aru y se vio relegado hasta la sexta posición de la clasificación general. No obstante, ese periplo español le sirvió para progresar y hacerse un nombre en el panorama ciclista fuera de las etapas contra el crono.

Un 2016 de ensueño

Fuente: Giro de Italia
Fuente: Giro de Italia

Tras su gran Vuelta a España, el Team Giant-Alpecin confió en Tom para hacer la épica en el Giro de Italia y este no quería defraudar. A la primera oportunidad se lanzó como el gran corredor que es para lograr el primer triunfo de la edición y así vestir la maglia rosa desde el inicio. Y lo estuvo manteniendo durante varias etapas, hasta el aciago día en Sestola, donde perdió la friolera de trece minutos. Pero no todo acabó ahí, a causa de una infección tuvo que abandonar la ronda italiana antes de hora, aunque demostrando de que es capaz.

En Andorra se estrenó por fín en el Tour de Francia

Estuvo un tiempo descansando y recuperándose para afrontar la nueva cita que tenía entre ceja y ceja, la ‘Grand Boucle’. Se sumó al bloque liderado por el francés Warren Barguil con una premisa muy clara, dar la sorpresa a medida quese avanzaba en la carrera. Poco a poco fue dejándose ver en la carrera, hasta que llegó el ansiado día de Andorra Arcalis.

Dumoulin demostró de que pasta está hecho y cumplió la tradición de que las victorias saben mejor cuanto más peleadas están. Lo pasó mal en la ascensión a Col de Beixalis, pero consiguió recuperarse con el paso de los kilómetros, y en un puerto que le viene como anillo al dedo como es el de Arcalis (10.1 km de subida a 7.2%), logró hacerse con ella y dejar a más de 30 segundos a la pareja de Rui Costa y Rafal Majka. De esta gloriosa forma, se estrenó en la ronda gala, ante la mirada de todo el mundo.

Sin embargo, su andadura por las carreteras francesas no acabó ahí. En su terreno, en la contrarreloj, entre Bourg-Saint-Andéol y La cueva de Pont-d'Arc voló una vez más. Consiguió sacarle poco más de un minuto al todopoderoso ganador del Tour de Francia. Tras esta nueva exhibición de poder, el neerlandés abandonó la carrera para centrarse en los Juegos Olímpicos de Rio 2016.

A las puertas del Olimpo

Todos estos resultados de ensueño y la gran cantidad de victorias en etapas contra el crono, hacían presagiar que Tom iba a dominar en los Juegos. Nadie parecía que podía estar a su altura. Pero, eso solamente es la teoría, y cuando delante está la leyenda Fabian Cancellara, nunca se sabe que puede pasar.

El suizo fue de menos a más, y en la segunda parte de la contrarreloj demostró que quien tuvo retuvo, y atestó el golpe final a la carrera, dejando a Dumoulin a 47 segundos de lograr el oro olímpico. A pesar de eso, fue el primero de los mortales, superando, otra vez, a Chris Froome y quedando en una plata que no le sabrá a poco. Un broche, casi de oro, a un año que difícilmente olvidará.

Dumouli, plata en los Juegos Olímpicos | Foto: Rio2106
Dumouli, plata en los Juegos Olímpicos | Foto: Rio2106
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