La París-Roubaix despedía a uno de sus héroes y uno de los ciclistas catapultados al status de leyenda. Tom Boonen (Quick Step Floors) se retiraba del ciclismo en busca de su quinto adoquín, pero lo que encontró fue a su sucesor en este tipo de clásicas. Greg Van Avermaet (BMC Racing Team) culminó una temporada excelsa en el pavé con triunfos en Omloop Het Nieuwblad, E3 Harelbeke y Gante-Wevelgem con su primer gran monumento. El adoquín de Roubaix le eleva a una categoría superior, a aquella que separa a grandes ciclistas de las leyendas.

Porque además el belga tuvo que luchar contra la adversidad de una caída con el consiguiente cambio de bicicleta y realizar una persecución para no perder sus opciones. Su fortaleza mental pra no rendirse -algo que le faltó a Peter Sagan- tuvo un premio en forma de piedra.

Entrar en la leyenda

La 115 edición de la Paris-Roubaix con 257 kilómetros de los cuales 55 son tramos de pavé repartidos en 29 sectores o tramos y todas las miradas apuntaban a Tom Boonen.

Con un retraso de diez minutos se dio comienzo a una carrera con unas condiciones climatologícas perfectas. El viento a favor hizo que la velocidad fuera vertiginosa y los ataques se sucedían sin que se formara la fuga. Prueba de ello es que en la primera hora se recorrieron 51 kilómetros.

El gran ritmo hizo imposible que se formara una fuga

La llegada de los primeros sectores adoquinados no hizo que el ritmo se redujera y por contra varios de los aspirantes al triunfo como Oliver Naesen (AG2R La Mondiale), Ian Stannard (Team Sky), Niki Terpstra (Quick Step Floors) que acabaría abandonando. Sin embargo, el más importante era Greg Van Avermaet, el cual sufrió una caída.

El belga tuvo que darse ' un calentón' para poder recuperar los cerca de 45 segundos que perdía sobre el grupo principal cuando se acercaban al mítico Bosque de Arenberg, el cual solo seleccionó un poco más el pelotón.

Sagan al ataque

Regresado Van Avermaet al grupo cabecero. Peter Sagan (Bora-Hansgrohe) lanzó su ataque acompañado de su compañero de equipo Maciej Bodnar a los que se unieron Daniel Oss (BMC Racing Team) y Jasper Stuyven (Trek-Segafredo). Restaban tan solo 75 kilómetros y el cuarteto consolidaba una diferencia entorno a los 30 segundos sin que por detrás nadie tomara la iniciativa.

Un pinchazo rompió los esquemas de Sagan

El campeón del mundo tenía la carrera donde quería: un compañero de equipo apoyándole y un pelotón que no reducía la diferencia y solo tenían dudas, a pesar de las continuas aceleraciones de Tom Boonen en cada sector. El belga parecía querer despedirse a lo grande de cada tramo de pavé. Sin embargo, la mala suerte se cebó en el eslovaco que sufrió un pinchazo en uno de los sectores de adoquín. Su apuesta quedaba invalidada y anímicamente tocado.

La nueva situación de la carrera dejaba a Oss y Stuyven en cabeza con unos 40 segundos de ventaja. El dúo fue haciendo camino mientras el diezmado pelotón ,donde se encontraba el español Imanol Erviti (Movistar Team), no conseguía reducir la desventaja

La guerra en Mons en Pevelé

Se acercaba unos de los tramos más difíciles y los ataques de la gente importante no se hicieron esperar. Peter Sagan, Zdenek Stybar (Quick Step Floors), Oliver Naesen, entre otros movían 'el árbol' pero solo consiguieron neutralizar al dúo de cabeza.

Pero a falta de 30 kilómetros se produjo el momento decisivo. El insistente Oss se quedó de nuevo en cabeza mientras por detrás un grupo formado por Sebastian Langeveld (Cannondale Drapac Pro Cycling Team), Jurgen Roelants (Lotto-Soudal), Gianni Moscon (Team Sky), Jasper Stuyven, Zdenek Stybar y uno de los favoritos, Greg Van Avermaet se escaparon del pelotón. Abrieron hueco y con la neutralización de Oss su jefe, Van Avermaet, tenía la carrera de cara.

La diferencia rondaba ya los 50 segundos y llegaba el Carrefour de l'Arbre, donde se jugaría la carrera. En él Van Avermaet tomó la responsabilidad de endurecer la carrera y redujo la cabeza de carrera a tres unidades: Stybar, Langeveld y él mismo.

Los tres que se jugaron el triungo | Foto: Cannondale
Los tres que se jugaron el triungo | Foto: Cannondale

Entrada en el Olimpo para Van Avermaet

La carrera estaba ya entre ellos tres y los kilómetros finales fueron para intentar guardar el mayor numero de fuerzas de cara al sprint de una velodrómo abarrotado. En él la carrera cambiaba del pavé a una prueba de pista. Miradas, estrategias y reducción de la velocidad. De ello se aprovecharon Moscon y Sutyven para enlazar a falta de 400 metros.

El italiano de Sky no se lo pensó y lanzó el sprint. Stybar salió a por él mientras Van Avermaet parecía perder metros. Pero este sprint es de fuerza y al de BMC le sobraba. Superó a falta de 50 metros a Stybar y pudo alzar los brazos como vencedor de la Paris-Roubaix, su primer gran monumento. El holandés Langeveld completó el podium.

Podium de la 115 edición | Foto: Paris-Roubaix
Podium de la 115 edición | Foto: Paris-Roubaix

Video último kilómetro de la París-Roubaix

Clasificación de la Paris-Roubaix