Se veían las caras los contendientes del partido que se recuerda como el día en el que Guardiola perdonó a Yayá Touré. Crystal Palace y Manchester City se volvían a cruzar por primera vez en un campo de fútbol para medirse desde aquel  día en el que el jugador marfileño aprovechara la oportunidad de su técnico e hiciera un doblete para que sirviera a su equipo para llevarse a casa los tres puntos.

Prometía ser un partido tosco y disputado. Así ocurrió todo. Que el resultado no engañe lo que realmente se vio en el césped del estadio de Londres. Selhurst Park presenció un encuentro luchado y competido hasta el último minuto. The Eagles deben enorgullecerse de la pelea y entrega que pusieron sus jugadores en el terreno de juego. Cualquiera pensaría que sería una victoria fácil de los visitantes  viendo que el Crystal Palace llegaba en puestos de descenso en la liga, en el puesto 18. El Manchester City, bastante más arriba en la tabla, quinto y con 43 puntos.

Que sea otra competición tampoco cambiaba los pronósticos. En la anterior ronda el equipo de Pep Guardiola arrasó al endeble West Ham United. Cinco goles a favor y ninguno en contra en un partido a domicilio. El Palace, sin embargo, ganó por la mínima a un equipo de menor categoría. En casa, contra un rival de una categoría inferior y con un resultado ajustado.

El City salía a por todas. Sin especular. Cierto es que se dio descanso a importantes jugadores como Otamendi, pero la actitud fue máxima. El lozano ataque conformado por Gabriel Jesús, Leroy Sané, quién subió al marcador el segundo gol del encuentro y Raheem Sterling, que se encargó de abrir la lata, volvieron loca a la defensa. Más vale que Ward, Kelly, Tomkins y Schlupp acudan a dentistas porque les dejaron un auténtico dolor de muelas. Y eso que el bueno de Sam Allardyce decidió salir con el equipo muy echado atrás. Si llegan a salir a disputarle al balón habría sido una auténtica sangría la que los puñales Citizens habrían ocasionado. Por ello, los locales consiguieron aguantar la puntilla hasta el minuto 72. Sané ponía el 0-2 y prácticamente cerraba la eliminatoria.

Las novedades de Pep

Guardiola mostraba un once inicial muy distitno al que sacó contra el Tottenham la semana pasada. Se veían hasta cinco nuevos jugadores saltando al terreno de juego. Willy Caballero, como es habitual en el técnico catalán, jugó el partido copero en detrimento del habitual arquero en Premier  y Champions League. Sagna volvía a la titularidad en lugar de Zabaleta. Pero lo que de verdad destacó fue la inclusión del central y capitán, Vincent Kompany, del regreso a la titularidad de Fabián Delph y del debut del joven de 19 años, Gabriel Jesús.  

El defensa belga, volvía a pisar el césped. Por fin. Precisamente tuvo su grave lesión frente al rival de esta tarde. Desde entonces la afición de Manchester no ha podido celebrar sus sólidos despejes aéreos y su contundencia al corte. Aparte de su liderazgo en la pista. Todo un auténtico capitán que hacía falta para devolver la fe al equipo.

En el medio campo, regresaba Delph. Otro desgraciado al que una inoportuna lesión le ha jugado la mala pasada de pasar unos meses fuera de las competiciones. Cinco en concreto. Con esta vuelta, el inglés buscaba apartar la mala época que ha pasado y volver a ser el de antes de su fatídico momento.

El gran destacado sería Gabriel Jesús. Debutó como titular. Un joven que viene de Brasil para demostrar su talento en el fútbol europeo, pues procede de Brasil, del Palmeiras. Con menos de 20 años ya desprende desparpajo y calidad. Es un auténtico diamante en bruto el que posee el City para las próximas temporadas.