Complicado el reto de acertar el once inicial y el sistema táctico de Argentina durante esta gran cita. Y es que Jorge Sampaoli, el guía del combinado albiceleste, ha hecho un sinfín de probaturas, tanto en las alineaciones como durante el desarrollo de los partidos a lo largo de toda la clasificación para el Mundial de Rusia.

Lo más 'habitual', por decirlo de alguna manera, es que el técnico de Casilda, apueste por un esquema táctico de 3-4-2-1, con Nicolás Otamendi, Javier Mascherano y Gabriel Mercado cerrando la zaga defensiva, con una línea de cuatro con dos jugadores que se antojan intocables como lo son Éver Banega y Lucas Biglia, además de las variantes que puede introducir el técnico con jugadores como Marcos Acuña, Guido Pizarro o Acosta y cerrando con jugadores que, en definitiva, permitan una posesión de pelota no demasiado larga, pero sí efectiva y veloz para llegar a la portería contraria con eficacia. Donde surgen las dudas es en la zona de ataque. El único con el sitio asegurado es Lionel Messi. Sus dos acompañantes han ido cambiando durante los últimos encuentros y sí que es verdad que la plantilla y la lista definitiva dada, dispone de pólvora y talento a la vez, de cara a cubrir esta posición.

Otra variante táctica que hemos visto en Jorge Sampaoli, sobre todo en el encuentro disputado contra Perú, fue la de introducir un 4-2-3-1 para resguardarse de las contras ante equipos rápidos. En este caso, los carrileros desaparecieron y dejaron paso a unos laterales más puros. Normalmente, el propio Marcos Acuña y el propio Gabriel Mercado, son los encargados de ocupar dichas posiciones ante tal variación, acompañados en la zaga por Javier Mascherano y Nicolás Otamendi o en su defecto por Federico Fazio. Además, el optar por dos laterales clásicos implica el dejar hasta a dos centrocampistas fuera del once inicial.

En la zona de finalización, cuando hablamos del 4-2-3-1, existe una línea de tres jugadores que podrían aportar incluso más que con el 3-4-2-1, debido a que en el sistema de tres centrales, el principal arma de ataque es el de los laterales abiertos, mientras que con cuatro zagueros, el combinado opta a tener tres jugadores puramente de ataque en la línea ofensiva.

¿Y por quién puede decantarse Jorge Sampaoli en esa línea de tres que acompañe al punta? Los candidatos están meridianamente claros. Ángel Di María, Mauro Icardi y Paulo Dybala copan todas las portadas, integrando una tripleta ofensiva que podría hacer temblar a todas las defensas en esta gran cita y que a buen seguro, ya tiene presente el técnico de Casilda, de cara a completar el cuarteto de jugadores ofensivos, teniendo nada más y nada menos que a un tal Leo Messi. 

Diferencias en el estilo

Como ya hemos dicho, los dos sistemas que Jorge Sampaoli tiende a utilizar son el 3-4-2-1 y el 4-2-3-1 en función del rival.

Sin embargo, a nivel de estilo, ¿qué cambia en Argentina jugando con un esquema u otro?

La realidad es que con el 3-4-2-1, podemos ver a un equipo más abierto que busca espacios por fuera y que cuenta muchísimo con los laterales, los cuales ya hemos dicho antes, se convierten en pieza fundamental para el ataque cuando el equipo decide prescindir de los cuatro defensas. Es en este esquema cuando Argentina muestra esta idea, la tendencia casi obsesiva del técnico por buscar los centros desde la banda, con balones colgados por buenos futbolistas, que saben ponerla a la cabeza y por supuesto rematadores de primer orden.

Si hablamos del 4-2-3-1, la historia da un giro casi radical. El combinado albiceleste pasa de tener una tendencia casi compulsiva hacia jugar por fuera, a intentar por activa y por pasiva que predominen los balones por el centrobuscándole las cosquillas a la defensa rival con las famosas arrancandas a las que ya nos tiene acostumbrados. En este esquema se muestra, con una mayor frecuencia, la afición del técnico por los disparos desde larga distancia, habitualmente a cargo de Éver Banega o incluso Ángel Di María, que también tiene un guante en su pierna zurda. 

Lo que está bien claro es que el entrenador argentino tiene una oportunidad única de hacer historia en el que puede ser el último Mundial de Lionel Messi, con una plantilla, fabricada hombre por hombre, que nada tiene que envidiar a las mejores del mundo y que a buen seguro, espera hacer un papel más que digno en Rusia.