El primer asalto de la guerra franco-germana tendría como campo de batalla el Estadio da Luz de Lisboa. Sin testigos de por medio, la sangre estaba asegurada. Para pisar la final Julian Nagelsmann optaba por colocar a Gulacsi, Klostermann, Upamecano, Mukiele, Angeliño, Sabitzer, Laimer, Kampl, Nkunku, Dani Olmo y Poulsen, con un cambio de dibujo constante, un 4-5-1 en tareas defensivas, y un 3-4-3 con el balón en sus dominios. Por su parte, el gigante francés comandado por Tuchel sacaba de inicio a Rico, Kehrer, Kimpembe, Thiago Silva, Bernat, Paredes, Marquinhos, Ander Herrera, Di María, Mbappé y Neymar. Con todo su poderío ofensivo sobre el verde, Mbappé caía a la izquierda y Neymar partía por dentro con total libertad, mientras que Di María se escoraba al flanco derecho.

La ambición de ambos conjuntos nada más arrancar el encuentro se olía a kilómetros. Con la necesidad de pisar al área, el partido rápidamente se convirtió en un choque de ida y vuelta permanente. Neymar sería quién en sus botas tendría el primer gol en el minuto 6 tras un delicioso envío de Mbappé para que irrumpiera entre líneas y llegara frente a Gulacsi, que gracias al palo pudo detener al carioca. Un minuto más tarde, sería el galo el que anotaría, aunque el gol no subió al marcador tras golpear el esférico en la mano de Neymar. Las constantes llegadas al área de los parisinos terminaron por encontrar puerta en la cabeza de Marquinhos, que puso el 0-1 en el minuto 12 tras un centro lateral de Di María.

El PSG celebrando el primer gol / FOTO: PSG
El PSG celebrando el primer gol / FOTO: PSG

Con el gol en su mano, el PSG aumentó las revoluciones del encuentro ahogando en la presión a un Leipzig no sabía como contener a los aviones franceses. Era Neymar el faro sobre el que se apoyaban el resto de sus compañeros, ante la alta cantidad de futbolistas germanos agolpados por dentro. El partido del brasileño con el transcurso de la primera mitad iba convirtiéndose en otra exhibición que pintaba a superar la vista frente al Atalanta. Mbappé le asistía con una explosividad que dinamitaba la zaga con cada arrancada, teniendo en sus botas un mano a mano que detuvo Gulacsi.

El Leipzig no encontraba la fórmula para revertir la situación, aunque cerca estuvo Poulsen en el ecuador de la primera mitad tras un disparo que se marchó lamiendo el palo de Sergio Rico. Un atisbo de esperanza parecía surgir sobre Lisboa, pero fue un mero espejismo, ya que el PSG volvió a dominar y a asfixiar a los germanos. Neymar sorprendió a todo el estadio con una lejana falta lateral que tocó de nuevo el palo. Parecía resistírsele el gol al brasileño, porque en una contra comandada junto a Di María y Mbappé tampoco logró encontrar portería. En el minuto 42 fue Di María quien puso el 0-2 en el electrónico tras otro fallo garrafal de Gulacsi en la salida desde atrás. El argentino recogió el balón en el área y definió a la perfección ante el húngaro.

El primer asalto concluía con un PSG muy superior a su rival, cómodo y gustándose por medio de un Neymar colosal, que se divertía a costa de un Leipzig sin respuesta alguna. Con el fin de modificar la dinámica del partido, Nagelsmann daba entrada a Shick y Forsberg por Dani Olmo y Nkunku. Los primeros minutos del segundo asalto evidenciaban el nuevo rumbo que había adoptado el partido. El conjunto alemán dio un paso al frente, presionó a los parisinos y se hizo con el dominio del juego. Sin embargo, un resbalón de Mukiele terminó por condenar a los germanos. El error fue aprovechado por el omnipresente Di María, que puso un centro hacia Bernat para colocar el 0-3 en el minuto 55. El lateral español cabeceó sin oposición en el área en posición correcta, como bien reconoció el VAR.

A pesar de estar rodeado permanentemente, Neymar se salió / FOTO: UEFA
A pesar de estar rodeado permanentemente, Neymar se salió / FOTO: UEFA

Nagelsmann movía el equipo con la esperanza de meterse en el partido, pero la hazaña no era más que una simple ilusión. El equipo reflejaba un aire más combatiente y similar al visto en el choque frente al Atlético de Madrid, llegando a tener varias ocasiones para reducir la distancia en el marcador.  El PSG optaba por esperar y sorprender al contragolpe con un Di María brillante en cada acción. Mbappé intentaba sin descanso dejar su sello en el marcador, pero la suerte no estaba de cara para el francés. A pesar de tener el pase a la final en su mano, no fue hasta el minuto 81 cuando Tuchel decidió mover al equipo. Verrati y Draxler entraron por Paredes y Ander Herrera, que cosechó una gran actuación en el medio. Minutos más tarde, Mbappé y un Di María fundido dejaron su sitio Choupo - Moting y Sarabia.

El pitido final acarreó una explosión de júbilo a los futbolistas parisinos, que ven como por primera vez en su historia su equipo se convierte en finalista de la UEFA Champions League. El desembolso qatarí trajo consigo una constelación de estrellas que, por fin, encuentra la recompensa que tanto ansiaba lograr. Por su parte, el RB Leipzig mostró una versión más errática de la que nos tiene acostumbrados, viéndose muy superado en la mayoría del encuentro. Sólo logró encontrar luz con la eliminatoria resuelta, pero ni esos pequeños rayos fueron suficientes para hacer temblar al gigante francés. El PSG ya tiene su billete a una final que el domingo espera encontrar a su nuevo campeón.